- En 2021 las universidades del SUJ tenemos que abrirnos todavía más al mundo y reconfigurarlo a la luz de los fracasos evidenciados por la pandemia.
- La misión universitaria y transformadora del SUJ no es exclusiva de jesuitas. En ella todos somos colaboradores por igual, jesuitas y personas laicas.
Después de casi tres semanas entre confinamiento y retorno a las restricciones de movilidad, con la vivencia de la Navidad y el Año Nuevo más sosegada en décadas, pero con el espíritu habitado de ritos y promesas, estamos de regreso en el SUJ con las manos sobre el timón de nuestra misión para avanzar en la mejor dirección durante este nuevo año que transcurrirá todavía bajo las penumbras de la pandemia y sus desafíos.
En contextos así, la tradición ignaciana insiste en la repetición como método para no perder el rumbo y sacar provecho del recuerdo de dónde venimos y hacia dónde deseamos continuar caminando según la misión del SUJ de ser universidades “al servicio de la humanización de la sociedad, de la ciudadanía universal y del cuidado del hábitat de las futuras generaciones” (Luis Ugalde, S.J.).
Nuestras cuatro grandes prioridades para continuar el trabajo
En aquel sentido, al retomar el arado, vale la pena recordar, como lo hizo el Doctor Luis Arriaga Valenzuela, S.J., presidente de AUSJAL y Rector del SUJ en el ITESO, las cuatro grandes prioridades a seguir profundizando en las universidades jesuitas de México, de acuerdo con el Plan Estratégico de AUSJAL 2019-2025.
Estas cuatro prioridades tienen que ver con “el fortalecimiento de la identidad, misión y liderazgo ignaciano de las universidades a la luz de su labor en aras de la reconciliación, la transformación social y la ecología integral. La promoción de un modelo universitario innovador a partir de una visión sustentada en la experiencia de aprendizaje del alumnado con un uso crítico y humanizador de la tecnología. El desarrollo de acciones para que las universidades desde sus funciones y en colaboración con otras instituciones fortalezcan su contribución e incidencia en los procesos de transformación social de sus sociedades. Y finalmente nuestro compromiso con el fortalecimiento en red de la internacionalización de las universidades y de la colaboración con otras redes en el contexto regional y global”.
El Doctor Arriaga también se refirió al reto que supone en esta coyuntura de COVID-19 la invitación de la encíclica papal Fratelli Tutti, al convocar a las universidades del SUJ a “abrirse todavía más al mundo y reconfigurarlo a la luz de los fracasos evidenciados por la pandemia”. Ello como respuesta a la reacción excluyente de encerrarse sobre sí que se observa en familias, parejas, o en la apelación a grupos de pertenencia, de nación o pueblo. En esta dirección, dijo, “las universidades jesuitas queremos seguir respondiendo según nuestro modo de proceder universitario, jesuita y latinoamericano”.
La identidad de nuestra misión es universitaria, jesuita y latinoamericana
“Decimos que nuestro proceder es universitario porque las acciones de formación, investigación e incidencia fundamentadas en la ciencia y en el humanismo son el aporte específico de nuestras instituciones al país y la región”.
Nuestra identidad es jesuita “porque discierne, desde la experiencia del seguimiento de Jesús al modo de Ignacio, el caminar con los pobres y excluidos, el acompañamiento a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador, y el cuidado de la Casa Común”, en sintonía con las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús confirmadas por el Papa Francisco, que complementan y fortalecen las prioridades del plan estratégico de nuestras universidades hasta 2025.
Y es latinoamericano “porque es en esta región, que tiene en común vida, logros y fracasos, donde nuestras universidades se sienten convocadas a reconstruir la fraternidad en medio de la polarización que se hace más grave a causa de las desigualdades socio económicas y políticas. Es este continente el que clama desde su dolorosa realidad a caminar con las víctimas de la violencia, a ser estratégicos en la defensa y promoción de sus derechos, y a reconstruir nuestras democracias desde la actual crisis de confianza y precariedad institucional”.
Una misión que involucra a toda la comunidad universitaria
El presidente de AUSJAL señaló que, es a estos llamados a los que debemos responder “desde nuestra redes creadas según la necesidades socioambientales más apremiantes de la región. Pero también desde la confianza en que podemos y debemos fortalecer nuestra colaboración interinstitucional, colaboración que es un elemento central en nuestras universidades, y donde se destaca el compromiso de nuestras laicas y laicos, pues como lo dijo el Padre General Arturo Sosa, S.J., la misión encomendada no pertenece exclusivamente a los jesuitas: todos somos colaboradores por igual, jesuitas, laicos y laicas”.
En este espíritu de colaboración, el Doctor Luis Arriaga también destacó “a los empresarios conscientes que mediante los patronatos, u otras formas de apoyos, se comprometen con la educación jesuita y también con su apostolado social”.
Heráclito, quién internó a la naciente filosofía por las sendas de la soledad y el silencio para escuchar mejor la voz de la verdad, decía que todo fluye, todo pasa, para indicar que somos cambio y movimiento. Si eso es cierto, 2021 en el SUJ se vislumbra como un año para continuar siendo fieles a ese camino de compromiso descrito por el Doctor Luis Arriaga. Otra nueva oportunidad para redimirnos de nuestras equivocaciones pasadas, profundizar y avanzar un poco más en la realización de los ideales de la misión universitaria jesuita de ser artesanos constructores de esa tan necesaria fraternidad universal.
Texto por Carlos Mario Castro