En el SUJ se evidencia la desigualdad de género en lo económico y laboral

  • El aporte de las mujeres a la economía de los países y de las familias es fundamental, sin embargo, no existen aún los mecanismos adecuados para revertir y protegerlas de la desigualdad, la discriminación y la violencia en ese ámbito.

 

 

Ser mujer en México implica tener condiciones económicas y laborales más precarias, lo cual afecta a este sector de la población, así como al bienestar de miles de hogares que dependen de ellas. Esta afirmación tiene sus bases en investigaciones que docentes de las instituciones del SUJ han realizado.

 

Para la Dra. Zaide Seáñez, académica de IBERO Torreón, hablar de economía feminista nos permite identificar y comprender las dinámicas micro y macro económicas que ponen en desventaja a las mujeres en cuanto a su participación y obtención de beneficios tanto en la economía doméstica como en la economía del país.

 

La especialista en procesos sociales señala que, a pesar de los avances, hoy las mujeres que salen a trabajar generalmente encuentran que hacerlo supone nuevas cargas mentales y físicas, además de las que ya tienen en sus hogares.

 

Frente a ello, la economía feminista contribuye a poner el foco en la importancia de incluir la perspectiva de género para recuperar y valorar la contribución de las mujeres a la economía nacional y familiar.

 

En cuanto a la necesidad de construir soluciones, la académica en el SUJ, resalta la importancia que supone tener información de calidad sobre los aspectos y condiciones que contribuyen a la desigualdad de género en el ámbito de la economía, por lo que es importante reconocer y difundir herramientas como la Plataforma de estadísticas económicas con perspectiva de género del Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco, la cual pone al acceso de cualquier persona interesada información sobre desigualdad económica, acceso a prestaciones, ingreso, población económicamente activa, población desocupada, informalidad laboral, tipo de ocupación, trabajo no remunerado, empleo formal y salarios de las mujeres.

 

“Avanzar hacia condiciones equitativas y justas para las mujeres trabajadoras, dentro y fuera del hogar, supone un arduo trabajo para lograr que la agenda pública incluya este como un tema de interés, a partir del cual deben generarse acuerdos multiactor para garantizar plenamente los derechos de las mujeres trabajadoras”, enfatiza la experta.

 

“Dada la complejidad de este reto, es importante reconocer que la familia es fundamental en el proceso de reconocer y valorar el aporte de las mujeres a la dinámica económica doméstica y nacional, por lo que ese es un espacio privilegiado para que las mujeres reconozcan sus propios derechos y puedan asumir que no es tolerable ninguna forma de discriminación, abuso o violencia en el ámbito económico y de trabajo”, concluye la académica de nuestra universidad en Torreón.

 

Observatorio de salarios del SUJ denuncia la reiterada desigualdad de género en el ámbito económico y laboral

 

Por otra parte, la IBERO Puebla presentó el Tercer breve informe sobre desigualdad de género en México. El Dr. Miguel Calderón Chelius, responsable del Observatorio de Salarios, en la universidad del SUJ, y Lizbeth Díaz Cruz, corresponsable del informe, señalaron que: “La participación de las mujeres en la actividad económica del país se ha dado más en condiciones de explotación que de liberación, porque se han impulsado modelos de empleabilidad precarizados, con salarios dispares, sin prestaciones y en un contexto de inseguridad y violencia hacia las mujeres en el país”.

 

 

Entre los hallazgos compartidos en el informe, se destacan los siguientes:

 

  • Entre 2015 a 2022 el ingreso mensual real ha crecido ligeramente a nivel nacional, pero sigue siendo desigual entre hombres (pasó de 3,570 a 3,864 pesos) y mujeres (2,082 a 2,352 pesos).
  • Disparidad de género en la ocupación: en las áreas que suponen dirección, liderazgo y mando son dominadas por hombres, por ejemplo, en cargos de profesionistas y técnicos, los varones abarcan el 56%, mientras funcionarios y directivos son el 60.8%.
  • Carencia de tiempo: refleja la desigualdad de la repartición de tiempo entre hombres y mujeres, donde las labores de cuidado y domésticas que no son remuneradas son más evidentes en la vida de ellas. Lo que nota un trabajo no remunerado dedicado al hogar.
  • Violencia por motivo de género: A nivel nacional, la violencia contra las mujeres por parte de sus parejas sigue siendo la de mayor prevalencia, a pesar de que disminuyó 4.2 puntos porcentuales entre el 2016 y 2021. Las tasas de feminicidios y homicidios dolosos contra mujeres van en aumento, un 124.1%.
  • El rubro con mayor equidad de género es el educativo, pues cada vez se observan más mujeres en los distintos niveles escolares. Sin embargo, en población de edad avanzada los hombres tienen mayor escolaridad: 65% a nivel nacional.

 

Lo que nos refleja el trabajo de investigación y análisis realizado por nuestra comunidad universitaria en Puebla es que la desigualdad de género sigue siendo un problema estructural que evidencia que las relaciones en la sociedad siguen siendo injustas, desiguales y excluyentes para las mujeres.

 

Con la finalidad de enriquecer la opinión pública, así como de colaborar con información de calidad para que los actores responsables e interesados en este tema puedan tomar decisiones y estrategias adecuadas, compartimos el texto completo del Tercer breve informe sobre desigualdad de género en México, así como la presentación y comentarios de académicos expertos dentro del SUJ.

 

Como SUJ no podemos hacer menos que reconocer la enorme contribución de las mujeres al ámbito económico familiar y nacional. Ante esta realidad, mantenemos nuestra apuesta por la mejora de las condiciones económicas y laborales poniendo al servicio de esta causa las tareas sustantivas de nuestras ocho universidades.

 

 

 

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