- La modificación o destrucción de los ecosistemas reducen la capacidad de lluvia, así como las oportunidades de restaurar cuerpos de agua y humedales naturales.
- La actual normatividad en materia de aguas no ha corregido la inequidad en el acceso y el uso discrecional del agua, Adriana Flores Díaz.
En varios estados del país comienza a vivirse una crisis por la falta de agua, la cual se debe, sobre todo, a la afectación de los ecosistemas.
Por esa razón, la Dra. Adriana Flores Díaz, académica en el SUJ, en la IBERO CDMX, considera urgente la creación de una nueva ley de aguas con enfoque de derechos y cuyos ejes sean erradicar la escasez, corregir y evitar el deterioro, así como garantizar el acceso equitativo a este recurso: “Es urgente la construcción de nuevos acuerdos sociales en el corto plazo porque el derecho humano al agua no es negociable, razón por la que está reconocido en la Constitución. Las personas no pueden escoger tomar o no agua”.
Además de la acción inmediata, la experta enfatizó la necesidad de definir acciones para que en el mediano y largo plazo los bosques, ríos y manantiales puedan recuperar la capacidad de restaurar los cuerpos de agua y humedales que se han deteriorado: “No podemos pensar sólo en resolver el hoy, sino en mantener este flujo de beneficio que es lo que dan los ciclos naturales. Los cuerpos de agua dulce, la biodiversidad se está perdiendo. Por cada especie terrestre en peligro de extinción, cinco especies de agua dulce están amenazadas debido a que las fuentes naturales están recibiendo desechos de todo tipo, lo cual es muy contradictorio porque dependemos de los acuíferos, de los pozos y ríos para tener agua”.
El daño y deterioro de los ecosistemas es la razón principal de la menor disponibilidad de agua: “Sin ecosistemas sanos, no existe la posibilidad de que el territorio de una cuenca pueda captar el agua, filtrarla y ayudar a que los cerros funcionen como ‘tinacos’. Si se pierde esta función, no hay forma de llenar los acuíferos y nos empezamos a quedar sin agua paulatinamente”, precisó la Dra. Flores.
La especialista en el SUJ precisa que la escasez del agua es más grave en lugares donde el clima está en contra de lograr mayor disponibilidad de agua a través de la lluvia. El norte del país, por ejemplo en Monterrey, hay mayor escasez debido a que llueve menos. En esa región, las necesidades humanas, industriales y empresariales se “atienden” utilizando el agua subterránea; sin embargo, las modificaciones a los ecosistemas también están limitando la capacidad de rellenado de estos contenedores: “Perder la biodiversidad, perder los bosques, tiene muchos impactos, pues se está perdiendo la capacidad de tener oxígeno y aire respirable limpio, de capturar carbono y de que el suelo funcione como esa esponja que filtra agua y llena los cerros, que son nuestros tinacos naturales”.
Frente a esta realidad, el SUJ impulsa de manera decidida la formación de toda nuestra comunidad para el cuidado de la Casa Común. Aunado a lo anterior, cada una de las 8 universidades confiadas a la Compañía de Jesús en México desarrollamos trabajo de investigación e incidencia para proponer soluciones que contengan el deterioro ambiental, así como para el restablecimiento del equilibrio en la naturaleza.