Académicos del SUJ proponen incluir nuevos criterios para medir y atender la pobreza

  • Identificar de manera más precisa  las condiciones de pobreza supone mejores posibilidades para su atención y erradicación.

 

Con el compromiso de contribuir a trabajar más integralmente para erradicar la pobreza, académicos del SUJ elaboraron el estudio “Más allá de la pobreza multidimensional: desafíos de la medición y su vínculo con la política social en México”, en el que proponen medir las múltiples dimensiones de la pobreza considerando categorías como ambiente construido, comorbilidades y acceso a internet.

 

Si bien estos aspectos ya se consideraban problemas antes de la pandemia, la emergencia sanitaria hizo notar que es imperativo considerarlos incluirlos oficialmente en los criterios de medición.

 

El Dr. Óscar Martínez, la Dra. Brenda Coutiño y la Dra. Araceli Ramírez-López, responsables del estudio señalado, consideran que en el ámbito de la salud se deben incluir mediciones respecto de: 1) la calidad de la atención médica, es decir, que haya medicinas, infraestructura y personal médico; 2) comorbilidades, pues la pandemia mostró que México tiene un grave problema de obesidad, hipertensión arterial y diabetes, padecimientos que contribuyen a la enfermedad grave por COVID-19; y 3) salud mental, debido a que este aspecto es una gran deuda histórica que se agudizó con la crisis sanitaria.

 

El Dr. Martínez señala que, si bien el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) fue pionero a nivel mundial en proponer una medición multidimensional de la pobreza, más allá del ingreso, los cambios en la realidad siguen y las metodologías comienzan a no responder a las necesidades de la sociedad. Hace 10 años el acceso a la salud era relevante, hoy en día el acceso a la salud sigue siendo importante, tanto como lo es la calidad de la atención médica, la existencia de infraestructura, así como el acceso a medicinas.

 

Otro aspecto que consideran central es el acceso a la tecnología, el cual ya era muy desigual antes de la pandemia; sin embargo, durante la emergencia sanitaria el acceso a internet se volvió prioritario para la educación, la salud, el trabajo, así como para mantener redes de apoyo: “El home office y las clases en casa mostraron las graves desigualdades en el acceso a internet. Hay zonas en las que no llega a todas las personas. Esto implica la generación de brechas, por lo que es uno de los puntos donde hay que poner mayor énfasis”.

 

Por otro lado, las y los académicos expertos en ciencias sociales y políticas señalan en su estudio que también es relevante incluir  el ambiente construido en la medición de la pobreza: “Tiene que ver con el hecho de que las personas puedan caminar adecuadamente por sus barrios y calles. Es decir, impacta el que haya banquetas, semáforos y puentes peatonales que, además, sean accesibles para personas con alguna discapacidad. Conjuntamente con eso, el transporte público puede ayudar o no en las condiciones de pobreza o desigualdad de las personas. La inseguridad pública genera precariedad y amplias desigualdades, por ello este aspecto  debería incluirse en la medición de la pobreza”.

 

Finalmente, las y los investigadores del SUJ consideran que la pobreza subjetiva debe ser incluida oficialmente pues permite una medición más real: “La pobreza subjetiva tiene que ver con la satisfacción en distintas áreas de la vida, entre ellas la personal, la familiar, la satisfacción en el trabajo, el barrio, el terreno económico, la situación de salud y el tiempo libre”, señalaron.

 

En el SUJ consideramos que la pertinencia de conocer y medir de manera más integral y precisa las condiciones que precarizan la vida de las personas sólo tiene sentido si ello se orienta a facilitar la acción pública y privada para abatir el rezago social y contribuir a que todas las personas y grupos sociales tengan condiciones de vida digna y feliz.

 

 

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