- Se reúnen en universidad del SUJ, investigadoras del Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Tlaxcala con el fin de impulsar el trabajo de mujeres científicas en México.
- Para la neurobióloga Miriam Tecamachaltzi, es importante tener referentes femeninos en todas las áreas del conocimiento, además de políticas públicas que promuevan e impulsen la participación de las mujeres desde etapas tempranas para abatir las desigualdades.
El Comité Interdireccional para la Igualdad de Género de la universidad jesuita de Guadalajara abrió un espacio de encuentro con Miriam Tecamachaltzi, neurobióloga; Nora Torres, bióloga y Alejandra López, matemática; científicas mexicanas quienes compartieron sus trayectorias, los proyectos en los que trabajan y sus preocupaciones por el poco impulso y visibilidad a las mujeres científicas de México.
Alejandra López es matemática por la Universidad de Purdue y llegó a Estados Unidos como ilegal. Estudia espacios métricos cuánticos y traduce a lenguaje matemático el comportamiento del virus del COVID-19, más recientemente trabaja un proyecto sobre el sistema penitenciario en Estados Unidos: “es un modelo matemático que captura la dinámica de los presos mientras están fuera y dentro de la prisión, analizo el impacto que tiene que las personas en reclusión tomen cursos de matemáticas, arte o historia y que reciban créditos de distintos colegios de Arizona para que al salir tengan mejores oportunidades y se reduzca la reincidencia”.
Nora Torres, académica del Tecnológico de Monterrey, trabaja con comunidades productoras de café y busca una solución para evitar la pérdida de esos cultivos por el contagio de roya: “hay variedades del café que desarrollaron la capacidad de enfermar sin que la roya las matara, entonces estoy indagando los cambios moleculares de esas plantas para encontrar una solución “. Nora afirma que quitar las variedades nativas y sustituirlas por otras más resistentes no es la salida porque eso impacta negativamente al medio ambiente. El proyecto en que Nora trabaja dio lugar a una organización sin fines de lucro donde laboran mujeres que se quedaron a cargo de sus familias y cultivos debido a la migración de los varones.
Por su parte, Miriam Tecamachaltzi, neurobióloga y académica de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, se enfoca en las diferencias sexogenéricas: “las desigualdades que hay en la ciencia y la educación se relacionan con los roles de género incorporados desde la infancia: muchas niñas hacen su tarea y aparte lavan la ropa, lo cual no pasa con los niños. Este tipo de variables explican porque únicamente el 37 por ciento de los investigadores somos mujeres”.
Las tres científicas coincidieron que el país atraviesa una situación complicada para los científicos en general por la reducción de apoyos, en especial para salir al extranjero. López, investigadora del ITESO, resaltó que en Estados Unidos hay más movimientos que involucran a las mujeres en la ciencia; para Tecamachaltzi, México requiere de terminar con el sistema patriarcal: “debemos tener referentes femeninos en todas las áreas del conocimiento, requerimos de políticas públicas que promuevan e impulsen la participación de las mujeres desde etapas tempranas para abatir las desigualdades que acarreamos y la poca representación de las mujeres en la ciencia”.
Para el SUJ, promover la apertura de espacios a sectores excluidos, en este caso las mujeres, es una apuesta de justicia social inaplazable. Para ello, ponemos nuestra estructura y energía institucional al servicio de ese propósito de transformación social, cultural y política para lograr un mundo inclusivo y con condiciones de ofrecer vida digna a todas las personas.