- La reconocida filóloga española impartió la conferencia ‘La escritura dislocada: corpus-cuerpos con lengua afuera’, y habló de literatura, feminismo y migración.
La reconocida filóloga, editora, ensayista y profesora Meri Torras, impartió la conferencia ‘La escritura dislocada: corpus-cuerpos con lengua afuera’, en colaboración con el Centro de Estudios Críticos de Géneros y Feminismos (CECRIGE), para la comunidad universitaria del Sistema Universitario Jesuita (SUJ).
Se trató de la primera ocasión en que el CECRIGE participa en los diálogos feministas organizados por el SUJ. La conferencia tuvo lugar en la IBERO Ciudad de México y se unieron vía remota la Universidad Jesuita de Guadalajara (Iteso), Ibero Torreón, Ibero Monterrey, Ibero Puebla e Ibero León.
En la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la española dirige el grupo de investigación “Cuerpo y textualidad” y coordina el Grado de Estudios Socioculturales de Género. Su investigación gira en torno al género y la literatura, los estudios culturales, la crítica literaria y la teoría queer, en particular, la comparación entre literatura y artes audiovisuales.
Torras es la “académica más potente en feminismo, en torno al concepto de cuerpo en los estudios de género de la contemporaneidad”, de acuerdo con la Dra. Michelle Gama Leyva, directora del CECRIGE, quien resaltó uno de los postulados más poderosos de la filóloga: “El cuerpo es un texto; el cuerpo se lee”.
A lo largo de la conferencia, Torras desglosó el estudio de dos casos de escritura dislocada, de dos autoras desplazadas que escriben fuera de su país de origen: la novela Mona (2019) de Pola Oloixarac, una escritora argentina de origen radicada en Barcelona, y Ceniza en la boca (2022) de la mexicana Brenda Navarro, quien habita en Madrid.
A través de la lectura de determinados pasajes de ambas novelas, la conferencista ahondó sobre el acento como un factor discriminante y de cómo “sólo en determinados acentos se pone acento”. Señaló que “el acento separa, marca, estigmatiza, sexualiza y exorciza”. Y “esa lengua acentuada y cenicienta remite a la existencia de unos cuerpos y de unas vidas que no nos pueden ser ajenas”.
Al abordar esa “literatura con acento”, habló de los textos que ponen de manifiesto el acento lingüístico y que “sacan la lengua” de origen; es decir, que dejan que su dialecto o lengua se asome, quizá como una señal de cansancio, irreverencia o desacato, como el caso de la autora argentina y de la mexicana.
Torras explicó cómo la mexicana Brenda Navarro da cuenta en Ceniza en la boca de las experiencias de migración de una primera y una segunda generación, con las violencias de racismo, la desigualdad, la xenofobia, la explotación laboral, el capitalismo salvaje y la corrupción presente.
Su “escritura cenicienta” pone el acento en todo ello y “nos saca la lengua exhausta e irreverente en una profusión verbal escrita que inunda de ruido y opacidad la pretendida transparencia de los lenguajes”, señaló.
La especialista de la UAB leyó en voz alta estremecedores pasajes de la novela Mona, de Pola Oloixarac, que muestran la integración de la violencia física en una mujer exotizada y violada como lo es la protagonista, lo que da cuenta de ese cuerpo dislocado al límite, que sobrevive, más allá de las violencias que lo atraviesan.
Los textos de ambas autoras fueron analizados por Meri Torras, a partir del postulado de que el cuerpo es un texto, lo que mostró a las y los asistentes todo lo que los textos pueden decir de los cuerpos, y cómo incluso en la ficción literaria, podemos encontrar muchísimos elementos de análisis.