- ¿Cuáles pueden ser los criterios de discernimiento para gestionar el presente cotidiano?, ésta fue la pregunta con la que académicos, luchadores sociales, diplomáticos y distintos actores arrancarón los diálogos ignacianos para atender el imperativo en cuanto a debatir sobre el tipo de sociedad a la que aspiramos.
Con motivo de la celebración Ignatius 500, la AUSJAL convocó a diálogos ignacianos Discernimiento político para la acción social. Este espacio de análisis y reflexión acudieron académicos del SUJ, servidores públicos e integrantes de la sociedad civil atendiendo al llamado de recrear el imaginario social con las esperanzas y deseos de una sociedad mejor.
Una de las voces dentro del dialogo fue la del Maestro Stevens León, de la IBERO Ciudad de México, quien señaló que lograr lo anterior supone transitar por tres caminos: 1) interesarnos por lo público, 2) participar en la política, 3) elevar el debate público aportando nuestras opiniones y sueños: “En las universidades confiadas a la Compañía de Jesús, lo público ocupa un espacio en nuestras preocupaciones fundamentales en cuanto a formar a las mejores para el mundo”.
El Dr. José Sols Lucía, también de la IBERO Ciudad de México, señaló que el diálogo y el debate, desde el discernimiento, puede contribuir a regenerar la política y a pensar un modo distinto de hacer política, un modo más humano y orientado al bien común.
Por su parte, la Dra. Martha Barcena, diplomática y académica, señaló que la definición y el sentido de las acciones pasa por la intepretación de la realidad: “En el caso del fenómeno migratorio esto es muy claro; si lo ves como crisis o amenaza, lo vas a tratar con un enfoque de seguridad y con medidas de control y represivas. Si lo ves desde la dimensión humana y como un fenómeno inevitable, tu reacción va a ser distinta. Aquí nos enfrentamos a las preguntas ¿a qué le vas a dar prioridad en tu interpretación y definición: al Estado y a la protección de sus fronteras e identidad, o a los seres humanos y la protección de sus derechos?. Esa interpretación es el meollo del asunto en la discusión mundial de la atención al fenómeno migratorio”.
El Rector de la IBERO Torreón, Juan Luis Hernández, reflexionó que hacer discernimiento político en el contexto de Ámerica Latina supone:
- Latinoamérica es la región más desigual del mundo, eso significa que los ricos son muy ricos y los pobres son realmente pobres. Además las brechas salariales son más grandes, la concentración de la riqueza y los recursos son más pronunciados.
- América Latina es la región con más violencia, acá tenemos al 9 por ciento de la población mundial; sin embargo, ostentamos el 30% de los homicidios a nivel mundial.
- Nuestra región es la más cátolica del mundo. Esto es toda una paradoja: es la región de más injusticia, de más violencia pero donde están la mayoría de los católicos del mundo. Frente a esto es importante que nos preguntemos ¿qué rostro de Dios tenemos en América Latina? En nuestro continente es más fácil que un empresario pague una capilla que mejores salarios a sus trabajadores. Por eso, nuestro discernimiento como universidades católicas se hace más complejo. La realidad que vivimos nos permite ver que en nuestra región tenemos mucha religión pero poca ética cristiana.
En su reflexión, Juan Luis Hernández también señaló que “Frente a esta realidad, discernimiento político para la acción social, no sólo para la reflexión, implica revisar qué tipo de valores defiendo y sustentan mis creencias y qué experiencia tengo en la realidad con esos valores. El discernimiento es un ejercicio orientado a determinar y definir mi experiencia sustantiva de vida y para la vida en función de ciertos valores. En este contexto de polarización política, de discursos y acciones de odio, de descalificación, de enrarecimiento y distorsión de la reflexión y acción política, donde se privilegian las emociones más que las reflexiones, es importante revisar qué mociones me proponen mis creencias y mis valores para este contexto. En este escenario, es fundamental que nuestras reflexiones estén precedidas de una sólida convicción en valores orientados al reconocimiento de la dignidad, la justicia, la verdad, la solidaridad, la fraternidad, el intrínseco e infinito valor de las personsas y sus derechos. Dos de nuestros criterios para el discernimiento político son: ACOMPAÑAR A LOS EXCLUIDOS Y ACOMPAÑAR EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN. Aunque ambos criterios parecen muy nobles y da la impresión que todo mundo podría simpatizar con ellos, en la realidad generan oposiciones e incluso descalificaciones, persecusión y agresiones como es el caso de muchos defensores de derechos humanos, del medio ambiente, periodistas.
Junto con las dos anteriores, las siguientes tareas son criterios de discernimiento político para la accion social: 1) enunciar, debatir y denunciar; 2) asumir posición y desarrollar opinión en torno a las heridas y dolores de los más vulnerables; y 3) covertir nuestros conocimientos en proyectos y propuestas de cambio y transformación para el bien común para entregarlos a decisores públicos y otros factores de poder como organismos civiles, actores privados” precisó el Rector de IBERO Torreón.
Para concluir el diálogo, José Sols, señaló que el discernimiento es un factor para superar la polarización que caracteriza a los discursos políticos actuales donde el aborde de los temás y problemáticas requieren de muchos maticies pero que, sin embargo, se reduce al simplismo de lo bueno y lo malo, a favor o en contra, blanco y negro, conservador o progresista, dinámica en que la mayoría opta por callar para no tener problemas y/o para no ser clasificado en alguno de los polos simplones: “En ese contexto, la universidad debe ser el recinto donde se revisen y analicen con rigurosidad estos planteamientos simplistas, donde se analicen con espíritu crítico los hechos y los dichos de los distintos actores. La polarización responde a la pereza intelectual; el matiz requiere de finura de espíritu, abundante lectura, escucha y diálogo con el otro, reflexión serena, espíritu autocrítico. Hay poderes globales y transnacionales que requieren de la polarización porque esta implica división, porque la división supone debilitamiento social y al aumento del consumo. En los debates públicos prima la polarización, en los debates políticos prima el pragmatismo. Al respecto, entre las elecciones municipales, estatales y federales, buena parte del tiempo las sociedades están en elecciones, lo que significa que casi nunca se deja espacio para la reflexión calmada, para el diálogo y el debate constructivo. Tenemos que recuperar la política como servicio estructural para el bien común. Que esto sea complicado no significa que no haya que hacerlo. Cuando hablamos de política el sujeto no tiene que ser necesariamente individual, también hablamos de sujetos colectivos la política.
En este contexto, el discernimiento significa mirar la realidad con amor, analizarla para entenderla, detectar que perjudica la vida humana, ver qué opciones habría que tomar para preservar y desarrollar la dignidad y la vida humana de todas las personas sin excepción. El discernimiento político tiene dos enemigos: el urgencia electoralista y la polarización. Es necesario guardar una distancia crítica con cada posición o discurso para no envolvernos en la lógica cerrada de distintos “ismos” (liberalismo, socialismo, pacifismo, feminismo, nacionalismo, ecologismo) que tienden en sí mismos a la polarización. Sería bueno comenzar a abandonar la percepción dialéctica de la realidad tan típica de la modernidad para pasar a miradas más esféricas o poliedrñicas de la realidad. Se trata de no dualizar la realidad o simplificarla y llevarla a polos antagónicos. El discernimiento nos permite ver la complejidad de la realidad, su riqueza y diversidad, permite constatar la diversidad de opciones y el carácter abierto del futuro humano”.
Para las universidades del SUJ es fundamental articular reflexiones y experiencias que contribuyan a fluir los procesos de transformación y cambio de nuestro país y región. La posibilidad de procesar y definir con rigor las soluciones y alternativas es un imperativo ético al que no queremos ni podemos renunciar si queremos ser eficaces y contundentes en nuestro propósito a favor del bien común.
Como otra forma de contribuir a la generación de condiciones de cambio en nuestro país y América Latina es que compartimos el discernimiento como uno de los mecanismos y herramientas que en las universidades jesuitas, así como en otras obras de la Compañía de Jesús, utilizamos habitualmente para asegurar que nos movemos y generamos resultados en la lógica de nuestra misión.