Diseñar estrategias integrales, clave para la prevención del suicidio

  • En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, universidades del SUJ, IBERO Puebla y Tijuana, así como el ITESO, muestran factores de riesgo y acciones para disminuir o neutralizar las vulnerabilidades de las personas que pueden conducir a este desenlace.

 

 

El suicidio es una problemática de salud pública a nivel mundial, pues según datos de la OMS de 2021 es la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. En México, según datos del INEGI (2019), indican que la mortalidad autoinfligida se encuentra entre las primeras diez causas de muerte de la población mexicana, y sigue golpeando mayoritariamente a las juventudes colocándose en las cinco primeras causas de muerte violenta.

 

En este contexto, es imperativo concebir al suicidio como un problema de salud pública y no sólo de salud mental, afirma Luis Miguel Sánchez Loyo, profesor de la Maestría en Psicoterapia del ITESO.  Y recomienda que las políticas públicas se enfoquen en estrategias de prevención que comprendan componentes ambientales, socioculturales, individuales y familiares. “Nos hace falta incidir en los factores de riesgo de manera más temprana y promover factores protectores, que en términos de salud mental sería el equivalente a comer frutas y verduras”, comparte.

 

Pone a la luz algunos factores protectores como: tener buena higiene del sueño, hacer ejercicio, moderar el consumo de alcohol y cualquier droga recreativa y mantener vínculos sociales sanos. Con la implementación de estas medidas se busca que la mayoría de las potenciales dificultades se puedan controlar, lo que disminuiría la posibilidad de que la persona transitara hacia problemas más serios.

 

“En caso de que ya existan dificultades (como desregulación emocional, pocas habilidades sociales o problemas para tomar buenas decisiones), lo ideal es reconocerlas lo antes posible y canalizar a las personas a servicios adecuados, talleres específicos para sus vulnerabilidades. Y si se requiere, buscar atención psicológica y psiquiátrica”, apunta el especialista.

 

Lamenta que los estigmas alrededor del suicidio alejen a la sociedad de apoyar esta causa. Y aplaude que el enfoque de las investigaciones en torno al suicidio haya evolucionado en las últimas décadas, para centrarse en la comprensión de diversos factores biológicos, sociales, ambientales y de otros tipos, y no en encontrar una única causa para el suicidio.

 

Sin embargo, afirma, los factores de riesgo se transforman en el tiempo, por lo que los factores protectores también van cambiando y variando en efectividad. De ahí la importancia de que la ciencia permanezca en constante diálogo con los creadores de las estrategias sociales.

 

Sánchez Loyo señala que el comportamiento suicida no surge de la noche a la mañana, sino que comienza en la infancia y adolescencia y se va acentuado en la adolescencia y juventud. Al acumularse vulnerabilidades como la ansiedad, el sedentarismo o la impulsividad, un factor desencadenante se vuelve mucho más peligroso.

 

Los estados con más suicidios a nivel nacional son aquellos que rebasan la tasa estandarizada de este tipo de muertes, que para 2021, era de 6.6 por cada 100,000 habitantes. Puebla está apenas cinco lugares debajo de la media nacional, con 5.4 suicidios por cada 100,000 habitantes. Pero esto significa que al menos un poblano se quita la vida al día, cada año. Esta doliente y cotidiana realidad, ha tenido un repunte focalizado en las infancias.

 

“El suicidio es un tema sociocultural, de identidad, de pertenencia y del tejido social. Si seguimos pensando que es un tema médico psiquiátrico o exclusivamente de atención psicológica, estaríamos empezando con el pie izquierdo para poder aspirar a que la mortalidad disminuya”, comenta el académico de la IBERO Puebla, el Dr. Quetzalcóatl Cervantes Hernández.

 

Se puede conocer más detalles del suicidio en Puebla, en el reportaje realizado por Paloma Fernández Peña, de la universidad jesuita, IBERO Puebla, titulado Violencia, discriminación, estigma y culpa: radiografía del suicidio en Puebla.

 

 

Por su parte la universidad del SUJ, IBERO Tijuana, en colaboración con Isabel Ayuda para la Vida A.C. y la Asociación de Suicidología de Latinoamérica y el Caribe (ASULAC), organizan el XI Congreso Latinoamericano de Suicidología en Tijuana, Baja California, México, del 26 al 28 de octubre de 2023. Con con el lema “Reconstruyendo los puentes de la solidaridad en la post pandemia”.

 

En el programa académico tendrán ponencias, conferencias y talleres en donde se compartirán, revisarán y debatirán temas importantes en torno a la prevención del suicidio. Donde los asistentes podrán escuchar a expertos académicos y profesionales en el tema. Más información en congresodesuicidologia.ayudaparalavida.com

 

 

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