El Mtro. Mario Patrón analiza la crisis existente en el sistema penitenciario

  • En México 136 de los 288 centros penitenciarios están sobrepoblados. Si bien Puebla es el segundo estado con más centros penitenciarios (22), el penal de San Miguel de Puebla, donde fue hallado el bebé Tadeo, tiene una sobrepoblación de 101 por ciento.

 

El 10 de enero de este año se halló el cuerpo de un bebé muerto de nombre Tadeo dentro del Centro de Rehabilitación Social de San Miguel, en Puebla. El cuerpo de Tadeo fue exhumado ilegalmente del panteón de San Nicolás Tolentino de la alcaldía de Iztapalapa, en la Ciudad de México, y luego fue trasladado al penal de San Miguel. Hasta el momento, las autoridades encargadas de la investigación no han explicado por qué y cómo el cadáver de un bebé fue desenterrado y luego llevado a un centro penitenciario en otro estado.

 

Al respecto, el Mtro. Mario Patrón Sánchez, Rector de IBERO Puebla, enfatiza que, si bien han sido detenidas más de 20 personas, y fueron destituidos el secretario y subsecretario de Seguridad Pública y Centros Penitenciarios, la justicia plena solo podrá cumplirse con el diseño e implementación de una reforma a un sistema penitenciario evidentemente rebasado y descompuesto.

 

El caso de Tadeo, enfatiza Patrón Sánchez, revela de manera descarnada la situación en que están las cárceles del país. Para el Rector de la universidad jesuita de Puebla, el sistema carcelario mexicano está marcado por la sobrepoblación, por el autogobierno y por los nulos resultados en cuanto al ejercicio del derecho a la reinserción social, establecido en la Ley Nacional de Ejecución Penal, donde se precisa que la reinserción social es el fin último e irrenunciable del sistema penitenciario.

 

Mario Patrón señala: “La sobrepoblación y hacinamiento, más las condiciones deficientes de atención a la salud y alimentación en los reclusorios, incrementan el riesgo de autogobierno, violencia y motines, obstaculizando con ello la capacidad del sistema penitenciario para cumplir con su obligación de dar a las personas internas las condiciones y herramientas necesarias para la reinserción social”.

 

El Rector en el SUJ recuerda que la privatización de las cárceles iniciada en 2010 ha demostrado su ineficacia para resolver la complejidad y profundidad de ésta crisis: “El Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la CNDH, revela que la diferencia en calificación entre centros penitenciarios privados y públicos es prácticamente nula. La deficiente separación entre sentenciados y procesados; el insuficiente personal de seguridad y custodia; el hacinamiento; el autogobierno, y la presencia de actividades ilícitas y cobros dentro de los penales, son parte de un conjunto de 20 deficiencias observadas por el organismo dentro de los centros penitenciarios del país”.

 

El también defensor de derechos humanos enfatiza que: “El caso del niño Tadeo expone un entorno de podredumbre que va desde los panteones municipales, que dan amplios márgenes para la exhumación ilegal de un cuerpo, su traslado de una entidad federativa a otra y, peor aún, su introducción a una cárcel que, se supone, está a cargo de las instituciones del Estado mexicano. Por ello resulta insoslayable la implementación y reformulación de medidas necesarias sobre el sistema penitenciario para eliminar las condiciones que reproducen y normalizan la violencia dentro de las cárceles. Se deben crear estrategias urgentes y efectivas para la despresurización de las prisiones y para el mejoramiento de sus condiciones materiales”.

 

En el SUJ consideramos fundamental una reforma del sistema penitenciario mexicano que parta de la reformulación del concepto de reinserción basado en un enfoque integral e interdisciplinar. Valoramos estratégico el replanteamiento de la política criminal en la que el Estado recupere su irrenunciable obligación a garantizar la reinserción social.

 

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