“El orgullo gay no nació de una necesidad de celebrar ser gay, sino del derecho a existir sin ser objeto de persecución”. Anthony Venn-Brown.
La Marcha del Orgullo Gay forma parte de las actividades del Día Internacional del Orgullo LGBTI+ que se celebra el 28 de junio en muchos países del mundo para reivindicar que nadie debería avergonzarse de lo que es, sea cual sea su sexo biológico, orientación sexoafectiva, su identidad sexual o su rol de género.
El Día del Orgullo nos recuerda que aún en pleno siglo 21, la discriminación sigue siendo un reto a superar para toda la humanidad: el racismo, el clasismo, la intolerancia, la homofobia, el patriarcado, el sexismo deben ser erradicados; por lo que es indispensable y urgente apuntalar la dignidad humana, así como poner a las personas en el centro y por encima de cualquier otro interés o consideración.
En México, a pesar de contar con un marco legal relativamente fuerte para promover, proteger y defender los derechos humanos de todas las personas, los actos de discriminación, incluyendo crímenes de odio, son una realidad grave y cotidiana.
La Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género 2018 (ENSIG 2018), realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) revela que:
- Las personas LGBT son una de las poblaciones con los mayores índices de discriminación e intolerancia: 6 de cada 10 personas han sufrido actos de discriminación.
- El 53% de las personas LGBT ha sufrido acoso, expresiones de odio y violencia física.
- El 42.9% de los hombres trans y el 37.7% de las mujeres trans salen tempranamente de sus casas debido a problemas familiares derivados del reconocimiento de su identidad de género y/u orientación sexual.
- 9 de cada 10 personas adolescentes tuvieron que esconder su orientación sexual/identidad de género no normativa en la escuela, en su barrio, con su familia.
- La mayoría de los adolescente que abrieron su orientación sexual/identidad de género no normativa recibieron burlas o molestias, escucharon comentarios negativos y ofensivos, vivieron agresiones físicas e incluso sufrieron violencias sexuales; muchas de las cuales sucedieron en sus escuelas.
Entre los hallazgos, la ENSIG 2018 arroja que “Las conductas negativas que escucharon y vivieron en edades tempranas las personas con orientaciones sexuales/identidades de género no normativas son una constante que les acompaña el resto de la vida y en distintos espacios. El uso denigrante de la orientación sexual no normativa como ofensa y las críticas por expresiones de género que no se ajustan al sistema de creencias impuesto, están generalizados en la sociedad y normalizan un ambiente hostil y violento contra las personas con orientaciones sexuales/identidades de género no normativas. Prácticamente todas las personas encuestadas (96.8%) reportaron haber escuchado chistes ofensivos sobre personas de la diversidad sexual y de género (83.3%, con mucha frecuencia) y 93.3 por ciento ha presenciado expresiones de odio, agresiones físicas y de acoso en contra de este grupo poblacional”.
Ante este contexto, en el Sistema Universitario Jesuita (SUJ) nos esforzamos porque nuestros estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores administrativos reciban educación para la no discriminación, para convertirse en promotores y defensores de todas las personas, así como para ejercer su propio derecho a ser diferentes.
Por esa razón, la perspectiva de género, de derechos humanos y de interculturalidad son un eje transversal en nuestra vida cotidiana, los cuales se materializan en las currículas y líneas de investigación, en programas de trabajo para la incidencia, en protocolos de actuación y mecanismos específicos para la protección y defensa de los derechos de nuestra comunidad, tales como nuestras procuradurías de derechos universitarios.
Para nosotros es importante que las personas en nuestras comunidades universitarias sean profesionales competentes con identidades abiertas, plurales, respetuosas, sin odio contra ninguna persona o grupo.
Parte de la misión de las universidades del SUJ es contribuir a la construcción de un sentido de justicia que permita que veamos y tratemos a los demás como sujetos de derechos, nuestro afán es lograr una propensión hacia la igualdad de trato, igualdad de oportunidades y la igualdad de derechos.
Nuestra razón de existir estará justificada si logramos contribuir a mirar al mundo desde los ojos del otro y de la otra, si contribuimos a desarrollar una predisposición a la empatía, a la solidaridad y al respeto que haga de la convivencia con cualquier forma de ser y de pensar sea algo normal e indispensable.
En el SUJ nuestra diversidad nos enorgullece y la acogemos como uno de nuestros distintivos y valores más preciados porque es signo del reconocimiento y aprecio que tenemos por todo lo humano.