- Los espacios ignacianos han privilegiado la práctica de escucha activacon los estudiantes como actores centrales.
En cada una de las instituciones del SUJ, se pretende acompañar al alumnado en su desarrollo profesional y espiritual. Pues desde la educación jesuita, estamos convencido de que los espacios universitarios trascienden a la Institución en la medida en que transforman a sus integrantes, quienes a su vez se convierten en constructores de sus propios espacios de incidencia. Tal es el caso de la universidad jesuita de Puebla donde Integrantes de distintos grupos representativos reflexionaron sobre el valor de comenzar a marcar la diferencia desde el quehacer universitario.
Para celebrar la vuelta gradual a las aulas y de cara a la renovación de los Consejos Estudiantiles de Representantes de Licenciatura (CER), representantes de diferentes espacios del alumnado de la universidad jesuita de Puebla dialogaron sobre sus motivaciones y compromisos con la Comunidad Universitaria.
Cada uno de los grupos de interés y representación ha nacido gracias a la necesidad estudiantil de materializar las inquietudes y necesidades de grupos afines. Fue así que nació Camaleonxs, el colectivo LGBT+ de la Universidad Jesuita que busca visibilizar a las disidencias sexogenéricas al tiempo que brinda espacios seguros de convivencia. Algunos espacios extraacadémicos que forman parte del mismo sello son: Programa de Liderazgo Universitario Ignaciano Latinoamericano (PLUIL) y de las Comunidades Universitarias de Vida Ignaciana (CUVI).
Las cuales buscan tejer redes comunitarias entre jóvenes de diferentes licenciaturas y, eventualmente, hermanarlos con sus pares de otras universidades bajo el espíritu de la fraternidad jesuítica. “Ha sido un espacio que me ha dado esperanza y me ha ayudado a crear comunidad”, recordó la alumna Daniela Camacho Paz, quien se unió a las CUVI motivada por sus orientaciones espirituales.
La experiencia representa para muchos jóvenes una oportunidad para tomar acciones en pro de sus compañeros, aunque a veces ello implique plantarle cara a la apatía de una fracción de la Comunidad. Y como la experiencia universitaria no termina al abandonar el campus, Alejandro Álvarez recordó cómo los asistentes de residencia (rol ejecutado por alumnos de semestres avanzados) de la Villa IBERO lo ayudaron a adaptarse a la vida del estudiante foráneo. Estas prácticas, agregó, han sido las mismas que él ha buscado replicar ahora que le toca asistir a los nuevos cohabitantes.
Los jóvenes panelistas compartieron con orgullo las acciones que cada uno de sus espacios ha llevado a cabo para amplificar la voz del estudiantado. Desde las plataformas institucionales de representación se han hecho esfuerzos por transpolar la actividad extracurricular hacia el exterior. Para ello, el CER de Diseño Textil ha desarrollado directorios de emprendimiento que permitan la vinculación entre estudiantes, egresados y público externo.
Por su parte, los espacios ignacianos han privilegiado la práctica de escucha activa con los estudiantes como actores centrales. En ocasiones, relató Daniela Camacho, el gusto por foros de interacción horizontal ha motivado a egresados a implementar las dinámicas en sus lugares de trabajo. El liderazgo ignaciano, coincidieron varias alumnas, implica revisar la realidad con lupa y atender a las necesidades de los demás.
Esa proactividad cobra un valor particular en Villa IBERO Puebla, donde la participación universitaria requiere de iniciativas, pero también de voluntades. Los estudiantes foráneos como Alejandro Álvarez suelen llegar a la residencia universitaria desprovistos del acompañamiento de amigos y familiares. Por ello, las actividades que se generan buscan construir, año con año, una comunidad diversa y fraterna.
Todos los representantes estudiantiles coincidieron en que abrazar la diversidad y el espíritu de servicio son acciones imprescindibles en el día a día. Así lo valoró Luis Soriano Ortiz, quien deseó que Camaleonxs pueda ser un lugar seguro para muchas personas más allá de la Universidad. “Son bienvenidas, bienvenidos y bienvenides a participar. Los recibiremos con los brazos abiertos”.
Las necesidades del exterior deben conducir a cuestionar cómo las acciones que nacen en las aulas pueden impactar en la sociedad. Para identificar estas dolencias, Rosario Hernández Maceda mencionó que es necesario involucrarse y encontrar el equilibrio entre todas las actividades del día a día. “Tu alma se llena porque estás haciendo cosas. No nos quedamos en la superficialidad de la carrera”.
Conscientes de que les corresponderá pasar la estafeta a las generaciones venideras, llamaron a los próximos consejeros y representantes estudiantiles a emprender proyectos basados en la otredad, a proponer cosas nuevas y, en general, a dejase abrazar por los grupos interinstitucionales. “Los invito a que todas las actividades que propongan sean coherentes con lo que queremos hacer”, redondeó Alejandro Álvarez.
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