“El discernimiento espiritual es algo que lleva mucho tiempo analizar y valorar, se trata de entender cómo se quiere vivir y cómo se quiere hacer”. Padre Jesús Maldonado, SJ.
Falleció José de Jesús Maldonado García, SJ, conocido cariñosamente como Chuche. El padre Chuche dedicó su vida a la protección de la dignidad de la persona y cuyos frutos se convirtieron en los pilares de la promoción y defensa de los derechos humanos en México. En el SUJ la partida de un hombre consciente, compasivo, comprometido y al servicio de los demás, nos invita a honrar con gratitud su memoria.
Nacido en noviembre de 1940 en León, Guanajuato, el padre Chuche Maldonado recibió formación jesuita desde la preparatoria, ingresó al noviciado de dicha orden en 1960, y se ordenó como presbítero en 1971. Se tituló como maestro en Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Tal como lo relata el jesuita Luis Orlando Pérez, vivió su formación jesuítica en un periodo de grandes y difíciles cambios para el mundo, ocasionados por fenómenos como los movimientos estudiantiles en Francia y México, las luchas por la erradicación de la segregación y discriminación racial y la liberación feminista en los Estados Unidos, las revoluciones sociales que prometían grandes transformaciones en América Latina, la gran reforma eclesial y el consecuente impacto social que trajo consigo el Concilio Vaticano II.
Su excelencia humana lo llevó a ser parte de las acciones que implicaban dar nuevas respuestas a las problemáticas más complicadas de la época, como la pobreza, la exclusión y la represión social. Su amor por el prójimo lo hizo un gran compañero en cada viaje y a establecer empatía y ser receptivo a su forma de ser y de actuar, acompañando a quienes lo necesitaban.
En redes sociales se dió a conocer la noticia de su fallecimiento y la tristeza que embargaba su pérdida.
“Chuche” llevó a cabo una labor de defensoría de los derechos humanos de migrantes y campesinos por lo que varias veces encaró a los gobiernos locales y federales del país para reivindicar la dignidad de estos sectores. Desde 1969 colaboró en la colonia Ajusco, donde acompañó la ocupación de los terrenos de Santo Domingo por miles de personas que carecían de vivienda, en oposición a un proyecto privado de desarrollo inmobiliario.
Colaboró también en la radio comunitaria La voz de los campesinos, en Huayacocotla, en la Huasteca baja veracruzana, y coordinó un proyecto de apoyo a la reconstrucción de la Ciudad de México tras el terremoto de 1985. Junto con otros jóvenes jesuitas, formó el grupo Acción Popular, que fue la base de lo que en 1988 se constituiría como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), que dirigió hasta 1995, y regresó en 2015, donde sirvió hasta el final de su vida.
El hoy referente nacional e internacional en derechos humanos, contaba que cuando fundaron el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez AC, poco se conocía qué eran los derechos humanos, por ello el mismo Centro Pro y otros organismos no gubernamentales fundaron la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos.
El cariño y admiración de sociedades civiles se hicieron presentes.
Trabajó en la colonia Ajusco, donde la precariedad a la que se enfrentó, acompañando a una sociedad con muchas necesidades, lo hizo buscar soluciones para estas injusticias. Esta experiencia fue marcando su orientación y disposición en sus misiones posteriores a las que el padre Maldonado sería enviado.
También fue director del Comité de Derechos Humanos de Tabasco y en dicho estado trabajó con las comunidades eclesiales de base de la parroquia San José de los Remedios, ubicada en Plátano y Cacao. En ese lapso publicó Transmigración centroamericana, una de las primeras investigaciones en México que dan cuenta de las injusticias que padecen las personas en situación de movilidad durante su trayecto a los estados Unidos.
Su paso por el Sistema Universitario Jesuita inició en la Universidad Iberoamericana Puebla, donde también fue investigador. Dririgió el Instituto Superior Intercultural Ayuuk en Oaxaca. Y en esos años el ISIA recibió alumnado proveniente d ellos pueblos mixe, zapoteco, mixteco, ikoot, tzeltal y wixaritari. Chuche supo equilibrar sus dones en los ámbitos educativo, social, formativo, invesgativo, directivo, popular, rural y eclesiástico. Convirtiéndose en un referente para docentes y estudiantes de cada unos de los programas de Derechos Humanos de las institución del SUJ.
A partir del 18 de septiembre existe un centro PILARES “Jesús Maldonado” en honor a la lucha social del jesuita. Inaugurado por Martí Batres Guadarrama, Jefe de Gobierno de la CDMX, junto con el Alcalde de Coyoacán, Giovani Gutiérrez Aguilar.
Como lo plasmo el Mtro. Mario Patrón, Rector de IBERO Puebla, su legado tanto en las obras sociales de la Compañía de Jesús como en las educativas son y seguirán siendo piezas centrales de la lucha por los derechos humanos y su testimonio de entrega, amor y congruencia con su proyecto de vida son una poderosa inspiración para quienes hoy aceptan el llamado para construir la paz y la justicia en un México herido por la violencia y la desigualdad.
Para las sociedades civiles, la Compañía de Jesús y el Sistema Universitario Jesuita, como para sus familiares, la partida del padre Jesús Chuche Maldonado, SJ, es una gran pérdida. Mientras el trascendió, nosotros, desde cada uno de los programas de Derechos Humanos que integran el SUJ, seguiremos honrando las enseñanzas y legado que nos dejó el padre Chuche, lleno de amor, entrega y lucha por los derechos y dignidad de los más vulnerables.
Las instituciones del SUJ también lamentaron el fallecimiento del padre Chuche y lo recordaron con cariño.