- “La libertad nos constituye humanos, pero en tanto libertad es siempre de hombres y mujeres en relación, nunca es una libertad de un individuo aislado”, Hernán Quezada, SJ.
En todo el mundo, incluyendo nuestro país, está abierta la polémica de si debe obligarse a las personas a vacunarse contra COVID 19 lo quieran o no. Francia y otros países se han inclinado por establecer medidas restrictivas a los no vacunados y en México el poder público ni siquiera parece considerar el tema de obligaciones y restricciones.
Hernán Quezada, SJ, quien es teólogo, médico y sacerdote jesuita, reflexiona sobre este asunto que es de la mayor relevancia en un contexto de pandemia como el que actualmente vivimos.
Al respecto, Quezada señala que elegir algo importante, como en este caso vacunarse o no, es motivo de discernimiento ético: ”Es decir, tenemos que buscar no lo bueno, sino lo que es un bien para mí y para la humanidad. Recibir un pinchazo en el que se nos inocula una vacuna que probablemente nos provocará reacciones secundarias, para nadie es un motivo de entusiasmo. Pero junto con el pinchazo también se nos inocula la posibilidad de salvar la vida propia y la ajena. Entonces, el acto de vacunarse o no adquiere un sentido de responsabilidad”.
En el proceso de tomar la decisión sobre vacunarse o no, el sacerdote jesuita aborda la importancia que adquiere tener confianza en la información que se difunde sobre las vacunas: “Las instituciones e instancias que nos prometen las bondades de la vacuna no gozan de toda autoridad y credibilidad, y eso causa desconfianza. No vamos por la vida aceptando todo lo que se nos plantea como bueno, ni todo lo bueno nos resulta un bien. Formamos nuestra conciencia adquiriendo información. En esta era digital estamos sumergidos en un mar turbio de información y opiniones, en donde no resulta fácil encontrar la verdad ni saber en quién podemos creer. Cantidades de datos se despliegan en nuestras pantallas y nos llenan de información, al grado que ha sido llamada la otra pandemia: la infodemia”.
En medio de todo lo anterior, las personas nos encontramos en el escenario de ejercer nuestra libertad, lo cual es esencial pero no siempre es sencillo ni claro. Al respecto, el teólogo enfatiza: “Somos personas libres, y este asunto de la libertad es fundamental en este debate. La libertad nos constituye humanos, pero en tanto libertad es siempre de hombres y mujeres en relación, nunca es una libertad de un individuo aislado. Quien busca la libertad como fin individual para tener derecho a todo, sin límites, puede terminar esclavo de su propio deseo y dejar de ser libre. La libertad humana es siempre ética, en relación con el bien; no somos ‘libres’ para hacer lo que sea, como: matar, arrebatar o abandonar. La libertad la ejercemos en nuestra conciencia, espacio íntimo y sagrado en donde elegimos. Pero la conciencia puede estar desinformada o confundida por el miedo o las pasiones; así no estamos eligiendo con libertad”.
Frente a los distintos elementos que se involucran en la decisión de vacunarse o no, Hernán Quezada recuerda que el Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad y la salud de la ciudadanía, es decir, procurar el bien común: “Las elecciones personales deben ser respetadas, pero cuando éstas van en contra de la evidencia científica y ponen en riesgo la seguridad de la mayoría, nos plantean un nuevo debate sobre los límites, la libertad, la responsabilidad y los derechos. Este debate no debe darse por sentado. En el caso de las restricciones nos encontramos con valores en conflicto y requerimos de un discernimiento ético: ¿Qué valor debe prevalecer sobre los otros en un momento de crisis? Esta es una tarea pendiente del Estado mexicano, que ha de convocar a voces acreditadas para llegar a medidas justas para todas y todos”.
Como universidades confiadas a la Compañía de Jesús, en el SUJ asumimos como deber el facilitar información de calidad, promover los mecanismos para que nuestras comunidades puedan discernir, así como abrir espacios de análisis y debate sobre temas de trascendencia para el bienestar común en nuestro país.
Ante la incertidumbre, la apuesta del SUJ es acompañar a las personas en su proceso de hacerse conscientes, críticas, constructivas y fortalecer una sensibilidad sobre la base de proyectos de vida comunes que contribuya a madurar la libertad personal para ejercerla bajo el entendimiento de la interdependencia humana.