- El nuevo marco curricular y plan de estudios 2022 de educación básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP) tienen como ejes articuladores el pensamiento crítico, la inclusión y la justicia social.
Con la finalidad de analizar a fondo la nueva política pública en materia de educación básica, la universidad del SUJ, la IBERO Ciudad de México realizó una mesa de trabajo llamada “Nuevo marco curricular y plan de estudios”. En ella el Dr. Manuel López Pereyra, académico del Departamento de Educación, señaló que el pensamiento crítico, interculturalidad crítica, inclusión e igualdad de género son los ejes articuladores del nuevo marco curricular: “En el caso de la inclusión, el currículo habla desde una propuesta decolonial, desde las epistemologías del sur y de reconstruir los procesos de enseñanza-aprendizaje desde las diferencias; es decir, dignifica al ser humano desde las diferencias. Con el eje de igualdad de género -que se ha trabajado en planes educativos de sexenios pasados- se enriquece la importancia de reconocer las experiencias de exclusión, discriminación y violencias hacia las mujeres y grupos disidentes”.
Al respecto, el Dr. Manuel López considera que es importante reconocer y visibilizar las cosas de las que no se hablaba: “Se ponen en la mesa situaciones importantes que nos han impedido tener una sociedad más inclusiva, más democrática, con una visión de ciudadanía”. Sin embargo, al experto en educación le preocupa “cómo vamos a lograr que se concrete eso en el salón de clases, porque hay un desconocimiento e incluso desinterés por esos temas en el contexto social actual de México. Me inquieta cómo se lograrán transformar estas prácticas, la cultura y las políticas alrededor de dichos problemas, y cómo se podría concretar la visión de inclusión de género en las prácticas docentes. El documento no dice cómo harán las y los docentes para aterrizar los ejes articuladores pues, aún cuando suenan bien, esto no es claro en la malla curricular”.
El académico en el SUJ considera que los planteamientos del nuevo marco curricular desde una pedagogía crítica, una pedagogía freireana y una pedagogía feminista son pertinentes y necesarios; sin embargo tiene dudas de cómo el docente va a propiciar un aprendizaje inclusivo, crítico y de igualdad en un contexto roto: “El Estado está haciendo esta propuesta pero, al mismo tiempo, no reconoce los movimientos feministas o no reconoce movimientos de personas en situación vulnerada. Entonces hay una contradicción entre lo que leemos en el documento y lo que el Estado realiza afuera”.
Por otro lado, en el plan se habla de los profesores y las profesoras como agentes fundamentales del proceso educativo, un proceso que buscará la transformación social: “Un cambio de ésta magnitud debe facilitar un proceso de reflexión con la comunidad y con las y los docentes, a quienes debe preguntarse ¿cómo podemos lograr tocar estos temas, cómo podemos transformar a la sociedad?. La autonomía y la libertad académica de las maestras (os) es relevante, pero en este marco podrían quedarse solas y solos si no se estructura un plan con una meta y un objetivo claro a largo plazo para que no se convierta en una propuesta de acuerdo al momento político”.
Como SUJ consideramos importante que la política pública de la actual administración pueda superar las debilidades de los modelos educativos previos. Sin duda, es inspirador que la diversidad y la comunidad sean considerados fundamentales como horizonte de la política pública educativa actual pues constituirían elementos de gran impulso para un proceso de fortalecimiento democrático que incluya sustantivamente a las personas y grupos sociales más vulnerabilizados.
Haber logrado este documento es, sin duda, un avance en un contexto como el que vivimos; sin embargo, nos parece indispensable y estratégico que las autoridades educativas de todos los niveles establezcan los mecanismos concretos, adecuados y oportunos para concretar todo lo planteado.