Formación universitaria con espíritu para la resiliencia

  • Para el Provincial de los jesuitas mexicanos, Luis Gerardo Moro, S.J., como SUJ necesitamos reinventarnos, necesitamos un nuevo humanismo que vea por el bien/estar y el bien/ser, aspectos de la resiliencia jesuita”.
  • La formación del SUJ es resiliente porque despierta habilidades como el sentido del humor, confianza, iniciativa, ética, independencia, espiritualidad, identidad, creatividad y comunicación”.

 

La compañía de Jesús nació de la crisis personal que asoló a Ignacio de Loyola, su fundador, al transformar la derrota de un proyecto de vida personal orientado al poder, fama y honor en una oportunidad para otro proyecto más trascendental de amor y servicio a los demás, en especial a los más necesitados.

Su manual de Ejercicios Espirituales, resultado de aquellos momentos difíciles en los que estuvo tentado incluso a quitarse la vida, es una hoja de ruta para navegar entre tempestades y las aguas agitadas tanto de lo personal como de lo histórico.

La espiritualidad ignaciana como la tradición cristiana en que se fundamenta consiste en recibir la gracia de una consolación profunda y auténtica cuyo derrotero es acompañar y caminar al lado de los crucificados de la historia para transformar su sufrimiento en una promesa de resurrección.

Una espiritualidad resiliente para tiempos de crisis

Para el provincial de la Compañía de Jesús en México, Doctor Luis Gerardo Moro, S.J., nombrado en este cargo en plena propagación de la COVID-19, lo que mencionan los teóricos como pilares de la actual resiliencia coincide con los pilares de la espiritualidad ignaciana, cimiento principal de la formación que ofrecen las universidades del SUJ.

Lo anterior porque “la espiritualidad ignaciana es en sí misma resiliente, es una espiritualidad centrada en Cristo y en ella la persona se reconstruye, se rehace… Nace de nuevo. Los Ejercicios Espirituales conducen al conocimiento interno y al seguimiento de Jesús, son reconciliadores con uno, con el mundo, con los demás y con Dios. Tanto el examen de conciencia como el discernimiento son instrumentos de resiliencia.”.

Toda la formación de las universidades del SUJ está impregnada por este espíritu de la resiliencia en tiempo de crisis. Por ejemplo, “para Edith Grotberg hay tres factores: yo soy (fuerza interior), yo tengo (apoyo externo) y yo puedo (capacidades interpersonales y de resolución de conflictos)”.

En este sentido, expresó el doctor Moro, “la educación jesuita ayuda a definir estos tres factores en la persona y despierta habilidades para la resiliencia: sentido del humor —Pedro Arrupe, SJ, mencionaba esta característica—, confianza, iniciativa, ética, independencia, espiritualidad, identidad, creatividad y comunicación”.

Preferencias apostólicas para tiempos convulsos

En medio de la emergencia nacional y mundial de la COVID-19 nuestras universidades del SUJ “tienen una gran responsabilidad social, y para responder a la realidad que hoy vivimos de manera personal y comunitaria la Compañía de Jesús define las cuatro Preferencias Apostólicas Universales: mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento; caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia; acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador, y colaborar en el cuidado de la Casa Común”.

Sin embargo, indicó, “no hay recetas, hay trazos o rutas. En el fondo se trata de responder a la pregunta: “Señor, ¿a dónde me llevas?”. Ello sin olvidar que el objetivo de la formación jesuita es dar lugar a personas conscientes, competentes, compasivas, y comprometidas, las cuatro “C” que distinguen a la formación del SUJ de otras universidades.

Luis Gerardo Moro explicó que “Este modelo consiste en un conjunto armónico e integrado de valores y experiencias pedagógicas cuyas dimensiones son: utilitas, iustitia, humanitas y fides, que se articulan con las cuatro “C”: utilidad con ser competente; promoción de la justicia con el compromiso; formación humanista para ser consciente; y la vivencia de la fe con ser compasivo”.

“Y sus valores: amor ante un mundo egoísta e indiferente, justicia frente a tantas formas de injusticia y exclusión, paz en oposición a la violencia, honestidad frente a la corrupción, solidaridad en oposición al individualismo y la competencia, sobriedad en oposición a un mundo basado en el consumismo, y contemplación y gratuidad en oposición al pragmatismo y al utilitarismo”.

Formación jesuita y pandemia: solidaridad primero con los afectados

El Provincial de los jesuitas en México dijo que “En la pandemia —como sucede con los desastres naturales o los provocados por el ser humano—, quienes terminan padeciendo son los más vulnerables.

La COVID-19 puso de manifiesto que en este “barco común” que es la humanidad unos viajan en primera clase, mientras muchos viajan amontonados en las bodegas y otros son arrojados a las fauces de la tormenta.

Somos conscientes de que la realidad actual genera grandes desafíos, por ello queremos incidir en la formación de personas, la consolidación de procesos y redes y, sobre todo, en la reestructuración y reconstrucción social de México. Nuestra solidaridad, primero, es con los afectados directos y colaterales de la pandemia.

No es el fin del mundo, es el comienzo de otro

Al respecto, el Provincial citó las palabras del actual Superior General de los jesuitas, Arturo Sosa, SJ, quien expresó: “no soy tan optimista cuando escucho a la gente decir que el mundo ya cambió por la pandemia […] Es necesario interiorizar esta experiencia, tomarla en serio y pensar qué nos invita a cambiar personal y socialmente, y esto no va a ser fácil”.

Esta crisis dice Arturo Sosa, “nos muestra un camino hacia Dios: somos una sola humanidad, es importante que nos cuidemos y atendamos a los demás, que seamos generosos y solidarios con los más necesitados.

Para Gerardo Moro “Este es el momento de impulsar grandes cambios. No es el fin del mundo, sino el comienzo de otro. Necesitamos reinventarnos, necesitamos un nuevo humanismo que vea por el bien/estar y el bien/ser, aspectos de la resiliencia jesuita”, concluyó.

 

Redacción Carlos Mario Castro

Con información de ITESO

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