Igualdad, empatía y la defensa de los Derechos Humanos en el SUJ

  • En este día es importante recordar que los derechos humanos de las disidencias sexogenéricas siguen siendo vulnerados en la cotidianidad, y por ello es necesario visibilizar a esta comunidad.

 

 

El 28 de junio es conocido mundialmente por ser el Día del Orgullo LGBTTTIQ+, en el que se celebran las identidades de género y/u orientaciones sexuales disidentes. Y las Instituciones que conforman el Sistema Universitario Jesuita tienen claro que la inclusión y respeto hacia la diversidad debe ser parte de nuestro compromiso social, además de, valorar profundamente la dignidad de cada persona.

 

La comunidad LGTTIQ+ forma parte integral de nuestro tejido universitario, aportando una riqueza de perspectivas y experiencias que nos enriquecen a todos. En consonancia con los principios jesuitas de justicia social, solidaridad y amor al prójimo, es fundamental que promovamos un ambiente donde cada individuo, sin importar su orientación sexual o identidad de género, se sienta respetado, valorado y seguro.

 

Este día es importante recordar que los derechos humanos de las disidencias sexogenéricas siguen siendo vulnerados en la cotidianidad, y por ello es necesario visibilizar a esta comunidad.

 

La Mtra. Ana Gamboa Muñoz, académica y responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género de la IBERO Puebla, afirma que esta efeméride es una muestra de libertad, celebración y exigencia, ya que el Estado aún muestra deficiencias para atender y generar políticas públicas que aseguren la seguridad, igualdad y calidad de vida para este sector poblacional.

 

Por su parte, la IBERO León, a través del Programa Institucional de Género, llevó a cabo la Jornada de la Diversidad 2024, serie de actividades formativas en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBTTTIQA+ (28 de junio).

 

La Lic. Viridiana Saraí Estrada Pacheco, responsable del Programa, manifestó la importancia de que en los entornos universitarios se promueva el respeto, la protección y garantía de los Derechos Humanos, se facilite la participación y la inclusión. Destacó que conmemorar el orgullo de las personas de la diversidad sexual y de género es reconocer la lucha colectiva que ha permitido visibilizar las injusticias, discriminaciones y violencias que viven.

 

Para la IBERO Tijuana, fue importante realizar una plática para dar continuidad a la difusión del “Protocolo para la Prevención y Atención de la Violencia de Género”, ante el personal académico y administrativo. Con el objetivo de que la comunidad universitaria pueda conocer e identificar las conductas de violencia de género, además de prevenir y actuar ante estas.

 

Para crear un ambiente de educación inclusiva es esencial que las y los docentes no hagan expectativas preconcebidas sobre las y los estudiantes basadas en su género, con el fin de promover en las aulas espacios donde se sientan seguros y libres de ser ellos mismos, afirmó el Doctor (Dr.) Manuel López Pereyra, investigador de la IBERO Ciudad de México (CDMX).

 

Foto IBERO CDMX

 

La diversidad e inclusión dentro de la universidad son conceptos que se manifiestan en las diferencias sociales, culturales, geográficas, étnicas, de género y sexuales del alumnado, por lo que reconocerlas y visibilizarlas resulta crucial para crear entornos favorables para el aprendizaje.

 

Es necesario que las y los docentes enfrenten estas incomodidades y abran el diálogo con el estudiantado, reconozcan sus propios sentimientos y prejuicios, estén dispuestos a aprender, a estar abiertos a la diversidad y a buscar información para abordar estos temas de forma adecuada.

 

El Académico de la IBERO CDMX aconsejó que lo primero que un docente tiene que hacer es “abrazar la diversidad”, que el salón de clases es un microcosmos social que puede ayudar a reflexionar las actitudes, creencias y pensamientos que se tienen con el estudiantado universitario con el fin de tener una comunicación asertiva que produzca espacios de convivencia sanos y respetuosos.

 

Nuestra misión como SUJ, es formar hombres y mujeres para los demás, comprometidos con la construcción de un mundo más justo y compasivo. Esto implica defender los derechos de aquellos que históricamente han sido marginados y discriminados. Es nuestro deber, como comunidad educativa, fomentar una cultura de aceptación y apoyo, donde la diversidad sea celebrada y no tolerada.

 

Trabajamos juntos para ser ejemplo de inclusión y respeto, un lugar donde cada persona pueda desarrollar su máximo potencial sin miedo a ser juzgada por su orientación sexual o identidad de género. Somos una comunidad que busca reflejar los valores de amor y justicia que son el corazón de nuestra identidad jesuita.

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