- En el contexto de la pandemia se promovió la investigación para identificar dificultades y buenas prácticas en el afrontamiento de la emergencia sanitaria.
Aún cuando la emergencia sanitaria hizo más compleja la vida cotidiana de miles de personas, académicos del SUJ identificaron condiciones que, en algunos casos, permitieron ambientes más afables para niños y niñas. Este fue uno de los muchos hallazgos surgidos de uno de los distintos proyectos de investigación impulsados por IBERO Ciudad de México mediante la convocatoria IBERO Frente al COVID.
Una de las investigaciones acogidas por ésta convocatoria fue la que indagó sobre el bienestar de las infancias en el contexto de la pandemia, la cual fue coordinada por la Dra. Carolina Armenta Hurtarte.
Entre los hallazgos más destacados, el estudio señala los siguientes:
- A pesar de las eventualidades propias de la pandemia, sí hubo hogares en México que lograron un ambiente benigno para las relaciones de niñas y niños entre 4 a 12 años.
- Familias con infancias entre 4 a 6 años reportaron que este grupo de edad mostraron buen ánimo, energía y salud.
- Las familias o cuidadores tienen una percepción positiva del bienestar de las niñas y niños menores de 7 años durante el periodo de confinamiento.
- Para el caso de las niñas y niños mayores de 7 años se reportó un bienestar menor, ello considerando que señalaron emociones negativas más allá de lo esperado.
- Además de la computadora y la televisión, las infancias tuvieron otros procesos de aprendizaje.
- Las infancias tuvieron experiencias de ayuda y cuidado en el hogar.
- Las niñas tuvieron mayores niveles de tensión y nerviosismo en comparación con los niños que reportaron mayores niveles de energía física.
Ésta investigación se realizó con una muestra de 104 niñas ( 59.6%) y niños (40.4%) en un rango de edad de 3 a 15 años, de los cuales 54.8% habitan la Ciudad de México y 19.2% en el Estado de México, distribuyéndose los demás participantes a lo largo de 20 estados en el país. Los cuidadores que participaron fueron primordialmente madres, padres, abuelas y abuelos, por lo que la edad de quienes asisten a las y los menores es un rango de 22 a 69 años.
Al igual que los autores de este estudio, para el SUJ los hallazgos obtenidos son invaluables porque nos aproximan a aspectos más específicos que, de ser adecuadamente atendidos, elevarían el bienestar de las infancias en nuestro país. De igual forma, en el SUJ colegimos que una de las contribuciones de este trabajo es el reconocimiento en cuanto a la necesidad de profundizar la investigación sobre el bienestar y su relación con el desarrollo emocional durante la primera infancia.
En ese sentido, el trabajo realizado por la universidad jesuita en la Ciudad de México amplía la visión sobre que al evaluar la calidad de vida es necesario incluir las dimensiones psicológica, sociológica y el enfoque médico para lograr aproximaciones y propuestas de solución más integrales.