- El desconcierto, el dolor, la rabia, pero también la esperanza, son algunas de las emociones que las y los colaboradores de las obras educativas, sociales y pastorales de la Compañía de Jesús en México viven a raíz del asesinato de el padre Gallo, el padre Morita y el Sr. Pedro Palma.
Si bien ha sido fundamental la recuperación de los cuerpos de los jesuitas Javier Campos Morales, S.J. y Joaquín César Mora Salazar, S.J., y del Sr. Pedro Palma, las y los integrantes de las obras jesuitas exigimos y estamos a la espera de la detención de los responsables de sus muertes violentas.
Y, aún cuando los autores de este asesinato fuesen detenidos, procesados y sancionados ¿sería suficiente?
Al respecto, el Provincial de los Jesuitas, Gerardo Moro Madrid, S.J., ha señalado que “La violencia no se va a detener sólo capturando a los cabecillas de los grupos delictivos. Necesitamos cambiar nuestra cultura de violencia por una de reconciliación y amor. No podemos ni queremos quedarnos satisfechos ahora. Si en 72 horas se lograron recuperar los cuerpos de dos personas y avanzar en las averiguaciones, ¿por qué no hacer esto con tantos y tantos casos impunes? Ya no nos basta, ya no nos es suficiente. Imploro a Dios que no olvidemos, que nos dé la gracia de la memoria histórica. Ya no podemos olvidar que en México llegamos entre 1964-2022 a 100 mil personas desaparecidas”.
En la misa de cuerpo presente para los jesuitas Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales, Moro Madrid insistió que es de todos sabido y sufrido que existe un mayor control territorial por parte del crimen organizado: “Crece el consumo y venta de droga en todos los lugares del país y la violencia se ha convertido en un modo de resolver los conflictos, una manifestación de poder y una práctica cotidiana. Pero, sobre todo, no podemos olvidar que hay una mercantilización de lo político que atrae cada vez más a las economías ilegales. Los obispos han llamado a un diálogo nacional y queremos secundar esta iniciativa. Urge buscar la reconciliación, construir espacios de diálogo desde lo local y lo nacional; la situación de violencia que hoy vive nuestro país necesita de todas y todos, todos tenemos una responsabilidad en esta tragedia nacional”.
En el mismo acto, el sacerdote jesuita Javier Ávila se dirigió al presidente Andrés Manuel López Obrador, solicitando revise su estrategia de seguridad pública: “Los abrazos ya no alcanzan para cubrir los balazos (…) nuestro tono es pacífico pero alto y claro. Las acciones de gobierno deben acabar con la impunidad imperante en la sociedad. Son miles de dolientes sin voz que claman justicia a nuestra nación”.
Por su parte, Dr. José Sols Lucia, Doctor en Teología e investigador en el SUJ, desea que el asesinato de los jesuitas mexicanos sea un punto de inflexión en que la sociedad diga y trabaje por un ¡ya basta!: “La Iglesia debería movilizarse y movilizar a la sociedad, los jesuitas deberían ser levadura de la masa, invitando de manera profética a la sociedad a decir ‘¡basta ya, no podemos soportar más el narcotráfico!’. No es el actual Presidente o el siguiente quien debe ‘dar el manotazo en la mesa’, sino las y los mexicanos desde abajo, quienes tenemos que decir que esto no puede continuar así”.
Mientras muchas voces de la sociedad civil, de la academia y de diversos sectores de la sociedad se unen reclamando un cambio en la política de seguridad del gobierno federal actual, el presidente Andrés Manuel López Obrador defiende su estrategia, niega que el país atraviese por una ola de violencia y señala que sus críticos intentan confundir y generar una narrativa equivocada para volver a la ley del Talión: “Vamos a dar resultados de cómo vamos avanzando. Y nuestros adversarios, con sus voceros y achichincles, tratan de confundir, desinformar, manipular, diciendo ¡qué barbaridad nunca había habido tanta violencia en México como ahora! Pues no es cierto. Si hubiésemos continuado con la misma política que se impuso desde que se declaró la guerra a la delincuencia organizada, el país estaría en completa descomposición, ingobernable. Nuestros detractores quieren la Ley del Talión”
Por su parte, la Conferencia del Episcopado Mexicano llamó al gobierno federal y a los distintos niveles y órdenes del poder público “a revisar las estrategias de seguridad que están fracasando”.
Así, la iglesia católica emplazó a escuchar a la ciudadanía y a las familias de las víctimas de las personas asesinadas y desaparecidas: “no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Nuestro país es uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo. El crimen se ha extendido por todas partes, trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas (…) y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres”.
Al final de su comunicado los jerarcas señalaron: “Como obispos mexicanos en unidad con el Pueblo de México del que también somos parte, hacemos un respetuoso llamado a nuestras autoridades políticas a convocar a un diálogo nacional para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta. Creemos que ‘la paz es posible, tiene que ser posible”.
Como SUJ estamos convencidos que urge construir reconciliación a partir de la justicia, la reparación y no repetición. Esto sólo logrará conseguirse mediante espacios de diálogo desde lo local y lo nacional. Nuestro país necesita de todas y todos para detener esta tragedia nacional.
Las universidades del SUJ refrendamos nuestra vocación y compromiso por seguir impulsando las causas de paz, justicia, reconciliación y vida digna para todas las personas en los lugares más recónditos de recónditos del país.