- La Dra. Cristina Perales Franco, investigadora en el SUJ, sostiene que es la pedagogía el camino más sólido que tenemos para pensarnos como sociedad hacia un mundo mejor
Recordemos que el pasado 24 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación bajo el lema “aprender para una paz duradera”, en un mundo que se enfrenta a una oleada de conflictos violentos y a un aumento alarmante de discriminación, racismo y xenofobia. Sin embargo, es importante tenerlo presente porque para las instituciones del SUJ, la educación es el mecanismo más sólido que tenemos para pensarnos como sociedad hacia un mundo mejor.
La Dra. Cristina Perales Franco, investigadora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), confirma que la educación es uno de los mayores aglutinadores sociales, así como uno de los principales mecanismos para la construcción de paz. “Es un medio que tenemos para formarnos y formar a las generaciones más pequeñas en la construcción de una mejor sociedad”.
Explicó que uno de los aspectos importantes de la educación es formar a las personas en términos de manejo de conflictos no violentos, sobre cómo dialogar, negociar y colaborar. “Si pensamos en la construcción de paz como elemento y proceso que atiende a las causas de la violencia, la educación tiene un rol importante porque genera idealmente pensamiento crítico”.
La docente compartió que la educación permite leer el mundo, lo cual posibilita no sólo habitar el mundo en términos acríticos, sino ser participantes activos. “Sabemos cómo funciona, qué elementos están involucrados y quiénes participan. Idealmente, junto con esta idea de pensamiento crítico, la educación abre los horizontes para entender y estar en el mundo y, desde la perspectiva ignaciana, transformar ese mundo”.
Otro de los puntos importantes que señaló la académica del INIDE es que la educación brinda la posibilidad de formar para hacer la paz y que las universidades podrían ser espacios seguros para atender esos grandes conflictos sociales porque hay una intención pedagógica, entonces las escuelas y universidades podrían utilizarse como laboratorios de trabajo con conflictos y violencias para ver las maneras de trabajarlos.
“Los espacios educativos sirven para pensar qué tipo de sociedad, familias y espacios queremos construir. Si pensamos en la educación articulada, la paz tendría que ser un fin de la educación”, señaló.
La educación en México
Sobre esta materia, Perales Franco señaló que la educación y los sistemas escolarizados tienen problemáticas históricas derivadas de la desigualdad social que existe en México.
Explicó que desde el INIDE investigan cómo las desigualdades e inequidades sociales y exclusiones han hecho que nuestros sistemas y procesos educativos no alcancen los logros que se quieren, entre ellos, temas de transformación social, movilidad y justicia social.
“Podemos pensar que tenemos sistemas educativos con importantes vocaciones por parte de docentes, compromisos fuertes de familia, interés de los estudiantes, pero no necesariamente estamos llegando a los logros de aprendizaje requeridos en términos de lectoescritura, matemáticas, así como en términos de cómo nos comportamos socialmente, cómo construimos comunidad y como participamos democráticamente”, señaló.
Explicó que estos retos son particularmente importantes porque como no tenemos esos aprendizajes, nos cuesta trabajo responder como sociedad ante demandas adicionales como los desastres naturales o la violencia.
En el SUJ buscamos formar la mirada aguda y compasiva del profesionista para que empatice ante estas problemáticas y pueda incidir y transformar las esctructuras sociales de desigualdad. Porque lo más importante de nuestra excelencia académica consiste en responder a las exigencias de la realidad para constribuir a una sociadad con más equidad.