- La Cámara de Diputados aprobó el dictamen que limita el uso de las llamadas grasas trans en los alimentos procesados. La medida busca eliminarlas para combatir las afecciones a la salud asociadas a su consumo. Ingrid Rivera, académica del SUJ, señala que es un buen primer paso.
Con 472 votos a favor, 0 en contra y 0 abstenciones, el 9 de febrero el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó el dictamen que adiciona el artículo 216 Bis de la Ley General de Salud en materia de regulación de Ácidos Grasos Trans o Grasas Trans. 13, 153 mexicanos mueren cada año por el consumo de grasas trans, las cuales aumentan el riesgo de muerte por cardiopatías coronarias. Aumentan el colesterol malo, reducen el colesterol bueno, aumentan el peso, así como el riesgo de accidentes cerebro vasculares y la diabetes tipo 2.
Para las y los defensores de la alimentación de calidad esta es una buena noticia relacionada con la salud de las personas. Al respecto, Ingrid Rivera Íñiguez, académica en el SUJ, detalla que el cambio legal no elimina por completo el uso de las grasas trans, sino que lo limita: “La medida alinea a México con lo que hacen otros países y, sobre todo, beneficiará la salud de las personas. Sin embargo, dado que no se elimina por completo el uso de este tipo de grasas, aún dosis pequeñas pero constantes pueden tener repercusiones por lo que debemos seguir pendientes”.
Rivera Íñiguez señala que aunque se habla por igual de las grasas, no todas son malas: “Hay tres tipos de grasas y no todas son malas. Las grasas forman parte de los nutrientes que necesita el cuerpo, brindan energía, protegen algunos órganos, protegen del frío, algunas incluso son necesarias para la producción de hormonas. Estas grasas, presentes en semillas, peces y productos de origen animal, deben ser consumidas atendiendo a factores como edad, género, peso, actividad física, de modo que puedan ser usadas adecuadamente por el cuerpo”.
La académica del SUJ señala que las grasas trans comenzaron a utilizarse cuando la industria alimentaria vio que las grasas buenas eran muy costosas o reducían el tiempo de vida de los alimentos: “Una de las alternativas fue la hidrogenación, que es añadir hidrógeno al aceite vegetal para que pase del estado líquido a sólido, obteniendo una grasa que no altera los sabores, prolonga el tiempo de vida en anaquel de los productos y reduce costos de producción”.
Las grasas trans se utilizan en cereales, frituras, bebidas, sopas instantáneas, pan, galletas y pastelillos. “Uno de los graves problemas es que el cuerpo no tiene manera de procesar las grasas trans, son incompatibles con la biología del ser humano. Entre las repercusiones esta el aumento en el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, aumento de colesterol, daños al metabolismo y repercute en obesidad y diabetes”, enfatiza la experta en nutrición del SUJ.
Sin duda ésta medida legislativa es una buena noticia, pero no debemos perder de vista que las grasas trans son sólo una de las sustancias nocivas que utiliza la industria alimentaria. Frente a esto, desde el SUJ trabajamos permanentemente para impulsar acciones informativas, de concientización y de generación de nuevas prácticas alimentarias entre nuestra comunidad universitaria, así como con la opinión pública.