“Si no se transforman las personas, no hay esperanza que la sociedad se transforme”. Adolfo Nicolás, SJ.
Ahorrar agua, dejar de comer carne, apagar las luces y los aparatos eléctricos mientras no los usamos, hacer nuestro huerto vertical esta muy bien para cuidar al mundo…, pero ¿es suficiente?
Cuidar a nuestro planeta y a sus recursos demanda de nosotros sumar otras acciones y lograr un análisis que nos ayude a ser eficaces en nuestro propósito. Desde hace décadas en el mundo hay una preocupación por el cuidado del medio ambiente; lo curioso es que, a pesar de ello, hemos llevado al planeta a un punto en que la vida misma esta en riesgo de dejar de existir… ¿por qué sucede esto?
Es de todos sabido que el modelo económico actual se basa en la explotación al límite de los recursos naturales y también de las personas. Ese conocimiento ha hecho que unas cuantas personas comprometidas y preocupadas legítimamente realicen acciones que, aunque necesarias, no han tenido repercusiones de fondo por ser individuales y aisladas.
En el SUJ nos consideramos obligados a revolucionar nuestro pensamiento y prácticas para revertir el proceso de destrucción de nuestro mundo y sus diversas formas de vida. Pues tenemos claro la importancia del cuidado del medio ambiente, que es el cuidado de nuestra casa común.
Por ello, parte de la investigación que realizamos, la acción docente, así como las iniciativas de vinculación e incidencia las enfocamos a entender, analizar y proponer acciones que generen cambios de fondo a favor de la protección, preservación y restauración de la integridad de nuestro planeta, por ejemplo: IBERO Puebla trabajó con un municipio la creación de un reglamento para tratar residuos sólidos, particularmente plásticos de un solo uso; egresados del Instituto Tecnológico Superior de Estudios de Occidente (ITESO) crearon un sustituto del unicel utilizando residuos agroindustriales y micelo de hongo; en el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA) la comunidad universitaria creó baños secos y los residuos obtenidos se procesan como abono para enriquecer la tierra de cultivo.
Pero en todas las universidades del SUJ se realizan acciones para sustituir energías tradicionales por energías limpias, implementamos políticas y programas para el buen uso y ahorro del agua, para la reducción y manejo adecuado de residuos, modificamos progresivamente nuestra infraestructura para avanzar en la creación de campus verdes, entre muchas otras acciones que también tiene que ver con objetivos de desarrollo sostenible (ODS) establecidos por la Organización de Naciones Unidad en la agenda 2030.
En ese sentido, el modelo educativo jesuita está pensado para que:
- Te informes y formes a fondo sobre lo que estructuralmente destruye al planeta;
- Puedas participar o construir con tus compañeros y/o maestros distintas acciones colectivas para impulsar cambios en los hábitos de consumo que afectan al planeta y que explotan a las personas;
- Conozcas, analices y te integres a procesos ciudadanos más amplios que exigen cambios estructurales, que interpelan a los gobiernos y a las empresas, que hacen e impulsan propuestas locales, nacionales y regionales para generar un nuevo modelo económico, un nuevo modelo de producción y de consumo que no arrase con la tierra ni explote a las personas;
- Contribuyas a que otros también transformen su manera de pensar, desplazando la idea de que la naturaleza y sus recursos existen para satisfacer al hombre y la sustituyan por el reconocimiento a la tierra como un ser con derechos y dignidad con quien debemos convivir con respeto y sin superponernos a ella.
Como SUJ nuestra misión es revolucionar nuestro pensamiento y prácticas para revertir el proceso de destrucción de nuestro planeta, de nuestra casa común. Si lo que buscas es ser un profesional que se convierta en factor de cambio para la construcción de un mundo más digno para todas las personas, queremos acompañarte y formar parte de tu proceso.
Estamos preparados para recibirte en cualquiera de nuestras universidades, las cuales cuentan con una visión integral que atraviesa todos nuestros programas académicos, todas nuestras actividades de formación humana de las que constantemente surgen propuestas comprometidas con la protección y restitución de nuestra casa común.