- Aún cuando en América contamos con el 50% de la biodiversidad del planeta, el 81% de la población latinoamericana vive en entornos urbanos, lo cual obliga a pensar alternativas de convivencia y preservación de la naturaleza.
Atendiendo permanentemente nuestro compromiso con la Casa Común, la universidad del SUJ, el ITESO, fue sede del III Foro para América Latina y el Caribe sobre Bosques Urbanos. Entre los temas relevantes, destacó el relacionado con ciudades biodiversas, biociudades o biodiverciudades, lo que habla de la necesidad de construir soluciones para contener y dar marcha atrás a los efectos del cambio climático desde las grandes ciudades.
María Angélica Mejía, integrante del Instituto Nacional de la Biodiversidad en Colombia, compartió que en su país se lleva a cabo el proyecto “Biodiversidades 2030”, en el que están involucrados 14 municipios desde 2019: “Trabajar un modelo de biodiverciudad contribuye a la lucha contra el cambio climático, mejora la oferta y la calidad del agua y del aire, beneficia al hábitat, la salud y el bienestar de las y los habitantes, porque un ecosistema saludable va a tener personas saludables. Este modelo también contempla la justicia social para distribuir los beneficios a toda la ciudadanía.
La experta colombiana, enfatizó que transitar a la biodiverciudad requiere de cinco elementos: sanar los vínculos urbano-rurales; llevar la biodiversidad a la matriz urbana; entender la biodiversidad como factor de competitividad y beneficio económico; diseñar mejores arreglos de gobernanza y cambiar hacia un nuevo sistema de valore: “Las soluciones basadas en la naturaleza son 50 por ciento más rentables que las alternativas grises y propician un 28 por ciento más de valor añadido”, concluyó la colombiana.
Por su parte, Fabiano Salbitano, académico de la Universidad de Florencia, señaló que las biociudades son clave para enfrentar los retos y efectos del cambio climático: “La ciudad es causa y víctima de sus propios problemas. Hay que pensar al revés, es decir, es la naturaleza la que acoge a la ciudad, no la ciudad que acoge a la naturaleza. Este cambio de esquema supone inevitablemente alianzas entre los sectores público y privado, además de un diseño congruente de políticas y marcos legales para atender el contexto de cada urbe”.
Catalina Morfín, Directora Académica en el SUJ, enfatizó que el trabajo contra el cambio climático no podrá avanzar si no se incorporan las luchas contra la violencia, la injusticia y la desigualdad social: “Avanzar en el cuidado de la Casa Común implica preocuparnos por la inclusión, ofrecer paz, seguridad, vida digna y empleo a todas y todos”.
Hasta hace poco tiempo hablar de ciudades biodiversas, biociudades o biodiverciudades, resultaba una especie de sueño de ciencia ficción, pero hoy en día estos conceptos se están convirtiendo en algo común en nuestro vocabulario.
Frente a este y otros retos, en el SUJ nos hacemos eco de las reflexiones de Arturo Sosa, SJ, quien nos invita permanentemente a construir “respuestas audaces para las crisis actuales. Sólo así podremos sobrepasar lo improbable para realizar lo imposible”.
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