Llenar el estómago no es comer bien: Observatorio de Salarios del SUJ

  • “No podemos pensar que las personas comen con 20 pesos porque una dieta así no es digna ni equilibrada” Dr. Miguel Calderón.

 

  • En el mundo aproximadamente 828 millones de personas padecen subalimentación crónica.

 

 

Una de las consecuencias más graves de la pandemia por coronavirus ha sido la agudización de la crisis de seguridad alimentaria, la guerra en Ucrania y la emergencia climática. Ello, sumado al incremento en los procesos de producción, distribución y transporte, ha complejizado aún más el garantizar la alimentación digna a todas las personas, particularmente a los sectores de la población con mayor desventaja.

 

En cuanto a la situación alimentaria en México, el Dr. Miguel Calderón Chelius, responsable del Observatorio de Salarios (OS), señala “Las poblaciones empobrecidas adaptan sus alimentos, y todo lo demás, a sus condiciones de carencia. En ello se incluyen los precios de los alimentos, los procesos de preparación y conservación, así como las costumbres y la variedad de productos”.

 

Con la finalidad de favorecer una alimentación más digna según las dinámicas y condiciones de vida reales, el OS del SUJ ha construido 144 canastas para diferentes perfiles de población, donde se considera edad, sexo, ocupación y hábitos diarios.

 

De igual forma, el OS del SUJ ha señalado que un aspecto central para garantizar la alimentación digna se relaciona con el proceso de producir los alimentos. Al respecto, la Dra. Rocío García Bustamante, académica en el SUJ, señala: “Las grandes industrias han dictado las formas de producir y consumir alimentos. México es uno de los países que más utiliza insumos químicos prohibidos en los campos de cultivo; hasta 23 materiales nocivos para la salud llegan a los platos de las personas mediante los supermercados, mismos que abastecen las alacenas de seis de cada diez personas. Frente a esta realidad, las técnicas agroecológicas se convierten en una alternativa para rescatar los saberes ancestrales de la depredación provocada por las actividades industriales”.

 

Profundizando sobre la manera de producir alimentos sanos que sean viables, García Bustamante reflexiona que: “La agricultura orgánica representa un nicho de mercado, pero el capitalismo no cambia su lógica de distribución y de monocultivo. Este tipo de alimentos son elitistas porque porque su venta se da en sitios especializados y a altos costos. Si bien la agroecología renuncia a las prácticas de siembra con tóxicos, recurre a maneras sustentables de cultivo y concilia los saberes ancestrales con la ciencia, no es suficientemente viable por ahora”.

 

Como SUJ consideramos fundamental trabajar en conjunto para fortalecer economías sociales que contribuyan a garantizar que las poblaciones precarizadas puedan acceder a alimentos agroecológicos que, además de contribuir a mejorar su calidad de vida, sus implicaciones sociales, políticas, ambientales y económicas sean viables.

 

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