- El padre Gerardo Moro Madrid, S.J., Provincial de los jesuitas en México, nos invita como universidades del SUJ a meditar sobre estos meses de pandemia como una oportunidad para recuperar el centro perdido de nuestra humanidad y esperanza, sobre todo cuando se avecinan meses de polarización electoral, y estamos además al borde de una catástrofe moral por la distribución desigual de las vacunas entre las naciones del mundo.
Para Luis Gerardo Moro Madrid, S.J., superior de los jesuitas mexicanos, la larga cuarentena de la COVID-19 ha evidenciado la desigualdad del mundo, nuestra fragilidad y finitud, la pérdida del centro necesario para valorar lo humano. Sin embargo, para el Provincial jesuita esta pandemia también ha sido un tiempo largo para reflexionar, reconciliarnos con nosotros mismos y los demás; una oportunidad para hacer posible la solidaridad y sororidad, y valorar más a los médicos, profesores, a quienes arriesgan su vida en trabajos esenciales muchas veces menospreciados.
En el SUJ consideramos que las reflexiones del padre Gerardo Moro adquieren mayor sentido ahora que, además de continuar en emergencia sanitaria, se aproximan en México meses de mayor polarización por el inicio de las campañas para las elecciones intermedias de junio.
A ello se suma la advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que el mundo está al borde de un fracaso moral con respecto a la distribución equitativa de las vacunas contra el coronavirus, debido al egoísmo de los países más ricos y la ambición económica de los laboratorios.
Un tiempo para cuidarnos a nosotros mismos, a los demás y a la naturaleza
El padre Moro indicó que “algo que la COVID-19 ha puesto de manifiesto es que en este barco, utilizando esta figura simbólica, en este barco que se llama humanidad, hay unos que van en primera clase, otros van sobre cubierta, otros van más amontonados en bodegas, y hay a quien le toca atravesar a nado la tormenta de la pandemia”.
Y lo que ha pasado refirió es que esta emergencia “nos despertó de nuestro sueño, de pronto, nos ha hecho darnos cuenta de nuestra fragilidad, de nuestras carencias y que somos realmente vulnerables, de que habíamos perdido el sentido y el rumbo, nuestra escala de valores: queremos ir al espacio, conquistar Marte o ir más allá, pero vemos la dificultad que existe para obtener una vacuna”, sobre todo en las naciones más pobres.
Por eso, este es un momento que nos insiste “cuidarnos a nosotros mismos, pero también cuidar a los otros, cuidar y dejarse cuidar es ayudarnos a crecer como comunidad, es querer lo mejor para el otro. También hay una llamada urgente a una conversión ecológica: el mundo, la naturaleza, no lo está gritando y lo hemos visto con muchas manifestaciones naturales durante este confinamiento. Descuidar nuestro medio ambiente hoy, sería una irresponsabilidad después de todo lo que hemos visto y vivido”.
Una ocasión para reconciliarnos y reconocer nuestra vulnerabilidad
También, añadió el padre Moro Madrid, este es “un momento para reconciliarnos. No le vamos a regresar la vida a un ser querido, pero esta oportunidad nos lleva realmente a valorar lo que significa la amistad, el perdón, la ayuda, la solidaridad. Es un momento de reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás”.
Y en esto, señaló el también doctor en educación, con especialidad en escuelas eficientes y resilientes, “es importante reconocer nuestro sufrimiento, reconocer que somos vulnerables, reconocer nuestra tristeza, llorarlo, que los expresemos, pero también es importante pedir ayuda; alguien que nos acompañe, alguien que también nos muestre caminos alternos, que nos diga que hay oportunidades, que seguimos viviendo y no sobreviviendo, porque creo que así vamos por el mundo, sobreviviendo entre prisas, ocupaciones y modismos”.
Necesitamos unirnos en la paz porque nadie se salva solo
Según el Provincial de los jesuitas mexicanos, esta pandemia ha sido ocasión para que nos demos cuenta de que “necesitamos estar en paz con el mundo, con el otro, con el prójimo, con Dios. No podemos vivir como sociedad, fragmentados, divididos, necesitamos una mirada común, compartir objetivos comunes como sociedad”.
“Con base en lo que hemos vivido durante estos meses –añadió– sabemos que para ser realmente una sociedad humana, necesitamos que todos, sin excepción, gocen de un bienestar y un bien ser. Es decir, que todos, hombres y mujeres, gocemos de aquello que nos hace crecer plenamente como seres humanos. Si no se da esta condición de bienestar y de bien ser, algo está fallando en nuestra sociedad humana. El Papa decía hace poco que nadie se salva solo, y agregaba que estamos en una época no de cambios, sino en un cambio de época”.
Reconocer a quienes nos ayudan a conservar la vida y la esperanza
El padre Gerardo Moro animó a “todas las personas que están sufriendo los efectos ya no sólo de la pandemia, sino los efectos estructurales, económicos y sociales, que es necesario no perder la esperanza, ese sentido de vida, de lucha, No se trata de sobrevivir el día a día, ellos están buscando vivir, y vivir bien, que es un derecho de todo ser humano”.
A todas esas personas “les digo que no están solas, como sociedad les debemos mucho. La pandemia, una vez pase, necesitamos verla como una oportunidad de cambio personal, pero también de cambio social. Necesitamos modificar nuestros hábitos que traemos ya propuestos de una estructura económica y social, basada más en el consumo”.
Finalmente, expresó, “necesitamos replantear realmente qué es aquello que nos hace ser plenamente humanos, necesitamos creer, y eso sí va a ser fundamental. Revalorar también el papel de aquellos que no habíamos estimado lo suficiente: el personal sanitario, enfermeras, enfermeros, doctores, doctoras; personas que se dedican a la investigación, el que conduce el medio de transporte, y que tiene que arriesgar su vida; de los docentes, el profesor y su papel clave de la educación”.
Texto por Carlos Mario Castro