- La Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica y Norteamérica se solidariza con los familiares y amigos de las víctimas, por tan irreparable pérdida.
- Para las organizaciones jesuitas que apoyan y acompañan a las personas migrantes, con las cuales colabora estrechamente el SUJ, la migración es un derecho y la respuesta no puede ser la militarización de las fronteras ni la criminalización de las personas migrantes.
El SUJ congruente con su herencia ignaciana de caminar junto a los más vulnerables y necesitados se pone del lado de las personas migrantes para velar por su vida, el respeto a sus derechos humanos y denunciar los atropellos a los que se exponen en su tránsito riesgoso hacia una vida mejor.
Por esta razón nos sumamos a la Red Jesuita con Migrantes (RJM) para denunciar y pedir que se esclarezca la masacre cometida contra migrantes ocurrida el pasado 23 de enero en el municipio de Camargo, Tamaulipas, cuando en dos vehículos incendiados fueron encontrados 19 cadáveres, que primero habían sido baleados.
Aunque, como señala en su comunicado la RJM, todavía continúan los trabajos por identificar a las víctimas, toda la evidencia señala que se trata de migrantes guatemaltecos originarios del departamento de San Marcos.
La exposición de las personas migrantes a mayores riesgos –señala la Red Jesuita con Migrantes—es consecuencia de muchos factores, pero “sin duda las políticas restrictivas migratorias, la militarización de las fronteras y la negación de alternativas para una migración basada en una visión realmente humanitaria y respetuosa de sus derechos, obliga a cientos de miles de personas a buscar pasos ciegos, rutas dominadas por actores criminales, y a la posibilidad de encontrar la violencia y la muerte”.
Ante esta nueva masacre, la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica y Norteamérica se solidariza con los familiares y amigos de las víctimas, “rogándole al Dios de la vida les dé fortaleza espiritualmente y les consuele en su dolor por tan irreparable pérdida”.
Asimismo, las instituciones jesuitas defensoras de las personas migrantes recordaron que “en la misma región de Tamaulipas han ocurrido otras masacres que permanecen aún sin esclarecer, algunas contra migrantes como en San Fernando (2010), Cadereyta (2012) y Ciudad Mier (2020), en las que incluso han desaparecido expedientes y destruido evidencias”.
También denuncian la tolerancia de los Estados de Guatemala y México “con territorios dominados por el poder fáctico de los criminales que acechan a personas que huyen de la violencia, y se encuentran con más violencia”.
Todo indica que “esta grave violación a los derechos humanos obedece a la corrupción e impunidad sobre la que se han construido los Estados de la región”, por lo que la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica y Norteamérica exige a los gobiernos de Guatemala y México:
- Celeridad para esclarecer los hechos, dar con los responsables y procesar a los victimarios.
- Identificar adecuadamente a las víctimas.
- De confirmarse la identidad de las víctimas, realizar las gestiones necesarias para garantizar la repatriación de los restos y el traslado a sus comunidades de origen.
- Brindar durante el tiempo que sea recomendable, acompañamiento jurídico y psicológico a las familias guatemaltecas que tienen indicios que sus familiares podrían estar entre las víctimas de esta masacre.
- Resarcir a los familiares y brindar acompañamiento jurídico y psicológico a las familias de las víctimas.
Para concluir, las organizaciones jesuitas que apoyan y acompañan a las personas migrantes recordaron que “la migración es un derecho y la respuesta no puede ser la militarización de las fronteras ni la criminalización de las personas migrantes”.
Texto por Carlos Mario Castro