Reflexión sobre patrones de consumo que afectan el bienestar y la existencia de la Casa Común.

  • El reporte de investigación “El consumo en México y sus impactos en el cambio climático”, realizado por el ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, y Greenpeace México, muestra que los niveles de consumo de los mexicanos se incrementan en dos períodos principales: en los meses de mayo a agosto y en un segundo periodo en los meses de noviembre y diciembre.

 

La comunidad SUJ está clara que cuidar la Casa Común no es únicamente plantar arbolitos, separar la basura, comer menos carne o dejar de usar bolsas plásticas; eso es lo básico pero no es posible quedarnos allí.

Para cuidar el medio ambiente (en serio) se necesita conocer y entender que el sistema económico depende de ciertos patrones de consumo y, por lo tanto, de ciertas prioridades y modos de producción que están suponiendo la explotación excesiva de recursos y de personas en todo el mundo para beneficio de unos pocos.

En cuanto a las y los mexicanos, el ITESO, universidad del SUJ, descubrió que de mayo a agosto y de noviembre a diciembre solemos consumir más. La investigación destaca que el Buen Fin es la campaña de promoción del consumo más grande de México y en 2020, en plena pandemia, se realizaron 157 % más transacciones que en 2019, lo que supone que la gente realizó más compras en esta edición que en cualquier otra en la historia del Buen Fin.

Los patrones de consumo en el Buen Fin tienen repercusiones importantes; la investigación señala que en 2019 el 4.7 % de las emisiones anuales de la Ciudad de México ocurrieron durante los cuatro días de compras. Del total de emisiones contaminantes, el 67% derivaron de la producción y comercialización de productos, 33% a transporte (tanto de personas que fueron a hacer compras como el de la entrega de mercancías) y menos de 1% a embalaje.

Lo que pasa en México es plenamente consistente con el sistema económico mundial; el cual es lineal y está acabando con el planeta porque se basa en una lógica de extraer-producir-consumir-desechar para luego volver a extraer-producir-consumir-desechar, lógica que no tiene salida para el planeta porque los recursos que tenemos son finitos, la contaminación de cada una de las etapas es excesiva y altamente tóxica por lo que no hay manera de que el planeta pueda procesarla adecuadamente y, además, es injusta porque explota, destruye y excluye a personas y comunidades en todo el mundo.

La investigación desarrollada en el seno del SUJ mediante el ITESO, indica que en la última edición del Buen Fin el comercio electrónico se benefició al aumentar las operaciones en un 351 % en comparación con el año anterior y el ticket promedio de ventas con tarjetas de crédito se duplicó: pasó de 592 pesos en 2019 a 1093 pesos en 2020. Estos resultados son consecuencia de que la inversión publicitaria de las empresas para promover el comercio electrónico aumentó más de 50 % (AMVO, 2020). Los cinco sitios de internet más visitados durante estos días para realizar compras en línea fueron: Mercado Libre, Amazon, Walmart, Coppel y Liverpool. Nueve de cada 10 recibieron los productos directamente en casa, a pesar de todos los desechos y el impacto ambiental que éstos pueden generar.

Frente a este escenario, el SUJ no puede menos que proponer e impulsar la reflexión y la incorporación de nuevos hábitos y prácticas que favorezcan formas de vida sostenibles, justas socialmente, equitativas y solidarias: lo que le llaman CONSUMO RESPONSABLE.

Para lograr ese ideal es fundamental replantear nuestras necesidades y después revisar la mejor forma de satisfacerlas. Consumo responsable y comercio justo son sólo un par de elementos que, entre otros, suponen la posibilidad de reorientarnos hacia una economía que tenga en el centro la sostenibilidad del planeta y el respeto y preservación de la dignidad y la vida humana.

Al respecto, Marinés Peña Domene, académica del Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social del ITESO señala “necesitamos ser muchos los que demandamos producción responsable de lo que consumimos. Tenemos que pensar en los productos de inicio a fin, desde la extracción de bienes naturales y la afectación que esto conlleva, pasando por el procesamiento, transporte y hasta que llega a su desecho…, por ello la decisión más importante, en términos ambientales, es consumir menos, no sólo seleccionar mejor lo que se consume”

Tú que asumes el cambio, ¿Qué cambios te propondrás?

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