A propósito del Día Internacional del Medio Ambiente, una de las opciones fundamentales de la Compañía de Jesús en sus universidades es el cuidado de la casa común, la promoción y defensa del medio ambiente como morada de lo humano y de todos los demás vivientes con quienes la cohabita.
Lo anterior debido a la emergencia ambiental, cuya gravedad ha sido denunciada por el Papa Francisco al decir que la naturaleza “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes (…) Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra”.
Un abuso humano de la tierra que se traduce, desde la perspectiva de la Compañía de Jesús, en un daño a los más vulnerables, como son los pueblos originarios, los campesinos obligados a emigrar y los habitantes de las periferias urbanas. La destrucción del medio ambiente que se está generando con el sistema económico dominante provoca un daño intergeneracional porque afecta no sólo a los actuales habitantes de la tierra – en particular a los más jóvenes, sino que condiciona y arriesga la vida de las generaciones futuras.
En esta sintonía, las universidades del SUJ pretenden encontrar formas de colaborar en la búsqueda y construcción –que suponen un gran reto y demandan excelencia humana y académica– de modelos alternativos de vida basados en el respeto al medio ambiente, y en un desarrollo sostenible capaz de producir bienes que, justamente distribuidos, aseguren una vida digna a toda la humanidad en nuestro planeta.
Para una universidad jesuita este desafío ambiental significa investigar, analizar en profundidad, apoyar una reflexión y un discernimiento que lleven a tomar las decisiones acertadas capaces de sanar las heridas ya ocasionadas al equilibrio ecológico, con especial cuidado en zonas decisivas para mantener el equilibrio de la naturaleza que hace posible la vida.
Los cambios son lentos y sólo perceptibles con el paso de las generaciones, pero un primer paso para cuidar esta casa común amenazada es modificar poco a poco nuestros hábitos de vida con pequeñas acciones cotidianas, a contracorriente de la producción y consumo irracional de los bienes de la naturaleza, que ahora con alarma descubrimos que no son eternos, sino finitos y frágiles como la misma vida humana.
Algunas de las acciones que el SUJ realiza para sensibilizar, crear conciencia y compromiso ecológicos en su comunidad universitaria tienen que ver, por ejemplo, con erradicar el consumo de agua en botellas de plástico, y en su lugar habilitar bebederos y el uso de termos. Incentivar en toda la comunidad la preferencia por el transporte escolar o de los coches compartidos. Promover una mayor responsabilidad comunitaria en el uso sustentable de la luz y los equipos eléctricos, además de habilitar áreas verdes dentro de las universidades y fomentar la cultura del reciclaje en toda la comunidad. También promover el tema de la sustentabilidad como una asignatura transversal en todos los programas académicos.