Decía el padre Xavier Gorostiaga, S.J., reconocido jesuita centroamericano, que no hay mayor fracaso de una universidad de inspiración cristiana que generar profesionales exitosos en sociedades fracasadas.
Desde sus comienzos el acompañamiento a los pobres y marginados es una opción preferencial de la Compañía de Jesús. Jerónimo Nadal S.J., describió con claridad y pasión esta misión con los necesitados del mundo, que no encuentran quién se preocupe por ellas o les ayude, al registrar en su diario que los jesuitas se preocupan “de aquellas almas a las que nadie ayuda… Esta es la razón de que se fundara la Compañía de Jesús. Esta es su fuerza. Esta es su dignidad dentro de la Iglesia”.
Con la COVID-19 recorriendo el planeta, su mortalidad creciente y sus golpes severos a la economía y los empleos, se prevé la emergencia en México de un incremento en el número de pobres y de mayorías dejadas a su suerte en medio de la exclusión.
Por este motivo diversas instituciones del SUJ realizaron el I Encuentro Formativo en Economía Social para Aliados de las Obras Jesuitas en México, con la finalidad de diseñar estrategias de innovación social e impacto comunitario a través de los Nodos de Economía Social y Solidaria (NODESS) del SUJ.
En la clausura de este encuentro participaron los doctores Alexander Zatyrka, S.J., Luis Arriaga, S.J., respectivamente rectores de la Ibero León y del ITESO; el maestro Mario Patrón Sánchez, Rector de la Ibero Puebla.
También estuvieron presentes Luis Manuel Vizcaino, S.J., del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) Jesuitas por la Paz; Jorge Atilano González Candía, S.J., asistente de lo social de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús; y Juan Manuel Martínez Louvier, director del Instituto de la Economía Social (INAES).
Urgente otra economía más solidaria e incluyente
Los NODESS SUJ contribuyen a la promoción de la justicia propia de nuestra vocación universitaria transformadora. Además de las universidades del SUJ, también la integran otras obras jesuitas, áreas académicas, de incidencia social y laboratorios, incubadoras o parques tecnológicos.
Su objetivo es realizar acciones concretas para hacer visibles, reflexionar, promover y articular actores en clave de economía social y solidaria en favor de las comunidades marginadas. Lo anterior desde una dimensión que favorece, en el trabajo con las poblaciones, el desarrollo social y crecimiento económico incluyente.
En su participación Alexander Zatyrka, S.J., coincidió con los rectores de ITESO y Puebla en la importancia de generar sinergias, vincular nuestro trabajo educativo en la búsqueda del país que todas nuestras instituciones buscan y quieren. Ésto a través de la investigación para conocer la realidad propia de las comunidades, la incidencia de años de la universidad en trabajos de promoción de las comunidades marginadas de la ciudad y del estado.
Se trata, dijo el Rector de la Ibero León, de “cómo podemos nosotros darles a las comunidades no solamente apoyos abstractos sino eventualmente aterrizarlos en proyectos viables sin que pierdan su identidad”.
Por su parte, el Mtro. Jorge Atilano, S.J., señaló que “cuando se buscan las causas estructurales de los grandes problemas del país, llegamos al modelo económico, un modelo económico excluyente que descarta millones de hombres y mujeres, que sobrevalora la ganancia a costa de la salud, de la familia, del medio ambiente y de sus contextos.
Por tanto, dijo, “es urgente formar a la ciudadanía, a nuestros alumnos y colaboradores en un modelo de economía que cuide de las personas y se preocupe por sus contextos”.
Profesionales exitosos en sociedades fracasadas
El Mtro. Juan Manuel Martínez Louvier, director del INAES, recordó sus pasos como estudiante y académico en instituciones confiadas a la Compañía de Jesús. Evocó las palabras de Xavier Gorostiaga S.J., (1933-2003), reconocido economista y rector en universidades jesuitas de Centroamérica durante la década de 1980, quien decía “que no hay mayor fracaso de una universidad de inspiración cristiana que generar profesionales exitosos en sociedades fracasadas”.
Señaló que “se trata de cuestionarnos qué tantos instrumentos estamos creando para tener universidades que puedan tener propuestas y herramientas para una sociedad exitosa, no medida en términos de los mercados exitosos, de las cosas, sino de la vivencia profunda de la humanidad. La economía social, una economía al servicio de las personas, es posible”.