- Ante el riesgo de contagio del virus, investigador del SUJ recurre a herramientas tecnológicas para acercarse a pacientes para dar servicio de rehabilitación sin exponerse a posibles contagios.
En el mundo 160 millones de personas se han contagiado con el virus SARS-COV2 y muchas de ellas enfrentan secuelas a mediano y largo plazo por las manifestaciones severas, moderadas y leves de la enfermedad. La rehabilitación temprana a personas que han padecido COVID 19 mejora su capacidad pulmonar, ayuda a la recuperación de otros órganos (corazón, músculos, sistema nervioso), permite se reincorporen más pronto a sus actividades y disminuye la discapacidad post-COVID.
Carlos Omar López, quien es académico de tiempo completo en la universidad jesuita de la Ciudad de México, considera que la pandemia por COVID 19 supone muchos retos aún por entender y por resolver. Si bien el mundo está asumiendo las implicaciones de tantas muertes, es importante enfocar que las manifestaciones moderadas y leves de la enfermedad han tenido impactos significativos por sus secuelas a largo plazo. La dificultad respiratoria, la fatiga, la debilidad muscular, las alteraciones cognitivas e incluso el síndrome de estrés postraumático y otras condiciones mentales, son consecuencias que afectan la calidad de vida de los pacientes.
En estos casos, la rehabilitación temprana ha demostrado ser efectiva para mejorar el estado de conciencia, disminuir el tiempo de intubación, la estancia hospitalaria y la mortalidad en pacientes graves, además de reducir el riesgo de complicaciones. De igual forma, en todas las personas que han padecido cualquier forma de la enfermedad (leve, moderada o severa), el recibir rehabilitación mejora su capacidad pulmonar, ayuda a la recuperación de otros órganos (corazón, músculos, sistema nervioso, etc.) y tiene un efecto positivo en la calidad de vida de las personas enfermas, permitiendo que puedan reincorporarse de forma temprana a sus actividades y disminuir la discapacidad post-COVID.
Carlos Omar, quien también es médico especialista en rehabilitación, señala que la rápida propagación y el riesgo de contagio del virus, obligó a los servicios de rehabilitación a reducir e incluso cancelar sus servicios. Ante esto, fue necesario recurrir a herramientas tecnológicas para acercarse a las y los pacientes, sin exponer al personal de salud a posibles contagios.
Las herramientas tecnológicas han sido muy importantes en el proceso de valoración, intervención y seguimiento antes y durante el tratamiento de rehabilitación. La telerrehabilitación se materializa mediante el uso de asistentes virtuales, mensajería y videollamadas.
El académico en el SUJ, señala que ésta forma de interactuar entre médico y paciente supone algunas ventajas en este contexto, entre ellas el riesgo cero de contagios, la buena aceptación de los usuarios, así como una mayor participación de los pacientes en su proceso de recuperación de la salud.
Sin embargo, considera que la telemedicina aún debe desarrollarse y superar distintos retos, entre ellos la desigualdad que excluye de esta opción a quienes no tiene un dispositivo inteligente y/o acceso a internet. Otro reto es conocer y evaluar los resultados obtenidos a nivel individual y a nivel general de esta nueva forma de interacción para garantizar el acceso al derecho a la salud con calidad. De igual forma, el seguimiento de pacientes a larga distancia es otro aspecto a resolver, lo que implica desarrollar sistemas para obtener datos clínicos, construir repositorios de información para manejar datos, crear distintas herramientas diagnósticas y terapéuticas para mejorar la calidad de vida y ampliar el acceso a servicios de salud en áreas más desfavorecidas.
Las universidades del SUJ se congratulan e impulsan dentro nuestras comunidades los análisis y las iniciativas multi y trans disciplinarias que contribuyan a generar condiciones de mayor equidad para que las personas menos favorecidas tengan más oportunidades de acceso a servicios de salud con calidad.