- Las definiciones de política pública deben ser capaces de impulsar, articular y promover esfuerzos y saberes de todos los actores de la sociedad.
- Un enfoque científico contribuiría a identificar oportunidades de una economía baja en carbono.
La crisis climática tiene muchas repercusiones en el planeta y en la vida humana, por ello es fundamental que la sociedad civil, el sector privado, la academia y el sector público se articulen para la construcción de soluciones integrales con dimensiones de corto, mediano y largo plazo.
En ello coincidieron personas expertas participantes en una mesa de diálogo convocada por la universidad jesuita, IBERO Puebla. Valentina Campos, académica de IBERO Puebla; Beatriz Manrique, Secretaria del Medio Ambiente en Puebla; Adriana Lobo, Directora Ejecutiva del World Resources Institute México (WRI México) y Santiago Crehueras, Subsecretario de Gestión Ambiental y Sustentabilidad Energética se reunieron para construir una llamado a la articulación y al trabajo colaborativo en el que cada actor y sector de la sociedad cumpla sus obligaciones y mandatos.
Así, las y los expertos coincidieron en que un reto importante es lograr legislaciones adecuadas para que los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) sean capaces de hacer frente al cambio climático y a los conflictos socioambientales que se derivan de sus efectos: “El sector público se concentra más en la gestión de proyectos que en su ejecución, ya sea por falta de capacitación o porque las iniciativas se atascan en la desazón de la burocracia”, enfatizó Beatriz Manrique.
En esa línea de análisis, las y los integrantes de la mesa señalaron que la sociedad civil ha jugado un papel relevante en cuanto a trascender el papel para pasar a la acción, particularmente en cuanto a tres aspectos: el abandono de energías contaminantes; un reajuste en el ordenamiento urbano; y el uso responsable de suelo y agua.
Profundizando en el papel que cada actor debe realizar, las y los expertos convocados por la universidad del SUJ señalaron la capacidad de incidencia que tienen los gobiernos estatales en ciertos temas: “Los gobiernos estatales tienen gran incidencia en la regulación de las ciudades, mayor que el de las autoridades federales. La movilidad, las edificaciones y la gestión de residuos son tres aristas en las que alcaldías y gobernaturas deben incidir para reducir la huella de carbono. El reto de la transversalidad de la política es enorme. Hay que pensar si el tamaño y capacidad de incidencia de las secretarías de medioambiente que tenemos es suficiente”.
En el proceso de reflexión y análisis impulsado por la universidad jesuita en Puebla, las y los expertos valoraron fundamental hablar abiertamente sobre la imposibilidad de enfrentar y revertir el cambio climático si se mantiene en nuestro país el modelo basado en la extracción de recursos naturales y la producción de residuos que ello implica.
El grupo de analistas enfocó la importancia que tiene el asumir que los efectos del cambio climático no son iguales para todas las poblaciones: “Es necesario comprender las vulnerabilidades y los efectos desde una perspectiva heterogénea, pues la crisis climática, si bien es global, se vive de manera diferenciada por diferentes grupos sociales. De igual manera, no podemos pensar que el cambio climático es meramente un asunto ambiental. En fundamental trabajar en la concurrencia y sensibilidad con diferentes políticas públicas”.
De igual forma, las y los expertos subrayaron lo fundamental que es lograr la concurrencia de los diferentes actores: “Al gobierno estatal le corresponde articular y coordinar esfuerzos desde todos los frentes, las organizaciones civiles tienen la tarea de dar voz a quienes sufren los estragos de la crisis socioambiental, visibilizar las problemáticas y contener el avance de proyectos extractivistas. Los espacios educativos deben generar análisis permanentes sobre la situación climática a nivel local y global y velar por la aplicación de los marcos legales ya existentes. La organización civil WRI impulsa una campaña de ‘transparencia radical’ mediante la herramienta Global Forest Watch, con la que se monitorean satelitalmente los estragos de los incendios en los bosques; o Aqueduct, que es un instrumento virtual que ha revelado el estrés hídrico predominante en el norte de México”.
Como SUJ, convergemos en la importancia estratégica de articular a todos los actores de la sociedad en la construcción de soluciones de corto, mediano y largo plazo para enfrentar el cambio climático y las múltiples consecuencias y crisis socioambientales que ya existen en curso. Nuestro enfoque es mirar a la naturaleza no como un instrumento al servicio de los humanos, sino como un ente vivo al que debemos respeto y especial cuidado debido a las amenazas y estropicios que le hemos causado.
La labor de las 8 universidades confiadas a la Compañía de Jesús es impulsar los análisis experiencias y prácticas desde distintas ciencias y disciplinas que nos ayuden a ver que es posible tener un sistema económico y social que implique la destrucción de nuestra Casa Común.